A diferencia del resto de candidatos, poco se ha prodigado el presidente del Gobierno en programas de televisión. Pero en la recta final y a sólo un día para que dé comienzo oficialmente la campaña electoral, el líder del Partido Popular ha hecho hueco en su apretada agenda para multiplicar sus apariciones televisivas. Esta misma semana fue entrevistado por Pedro Piqueras en Telecinco, el jueves estará en El Cascabel de 13tv y el próximo sábado 5 de diciembre visitará por primera vez un programa de La Sexta, sometiéndose al tercer grado de ‘La Calle Opina’ en La Sexta Noche. Y para calentar motores en un ambiente familiar, ideológicamente hablando claro está, Mariano Rajoy ha acudido hoy a En la tuya o en la mía, que cierra así el ciclo político iniciado con Pedro Sánchez.
Como buen invitado y buen gallego, Mariano Rajoy le ha traído a Bertín Osborne como regalo un vino albariño y una empanada gallega “receta de su suegra”. Y de su tierra ha hablado, ya que nació en Santiago de Compostela. Pero como su padre estuvo destinado en muchos lugares, vivió en Ávila, León, Oviedo y finalmente en Pontevedra. “Era bastante buen estudiante” y jugaba al fútbol, el minibasket y el baloncesto. “A estas alturas de mi vida no le doy consejos a nadie salvo uno: haz un poco de deporte porque te da equilibrio”. Es por eso que ahora “camino por los sitios más inverosímiles y no hago ningún viaje sin ropa de deporte”. En una de esas caminatas coincidió con Obama en un gimnasio, donde cerró su visita a la Casa Blanca.
Recuerda a su madre que murió muy joven, con 61 años y “tenía un carácter muy alegre y era muy guapa”. Y se lamenta que le “hubiera gustado que le viera como presidente”. Su padre tiene 94 años y es un tipo de primera categoría, enormemente tolerante”. Y reconoce que ha aprendido de él “a ser flexible, a ser buena persona y a tratar a los demás como quieres que te traten a ti”. Son cuatro hermanos, tres chicos y una chica que “nos llevábamos bien, con las discusiones típicas”. Mientras tres son registradores y Luís era notario, pero murió el año pasado y “fui el último en hablar con él”.
Mariano Rajoy cuenta que “lo mejor que tiene la política es conocer tu país” y es consciente de la gente piensa de forma muy diferente, por lo que “habrá quien tenga buena impresión de mí y otros a los que no les caiga bien” lo que es ley de vida. De sus inicios en la política cuenta el acalorado debate que le tocó vivir como diputado acerca de la capital de Galicia en 1981. Entró en el partido antes que José María Aznar, quien en 1996 le eligió como director de campaña y ganaron las elecciones. En 2003, el presidente reunió a todo a la vez y comunicó “que quería que fuese su sucesor”, lo que él se esperaba “después de tantos años”.
“He conocido a gente magnífica de diferentes fuerzas políticas y gente no tan magnífica” y el presidente ha tenido tiempo de hablar de sus sucesores. Admira a Adolfo Suárez desde que escuchó el discurso de “puedo prometer y prometo” aunque le tocó una etapa complicada y “lo lógico era que entonces ganara Suárez y en el 82 era que ganara el PSOE”. A Felipe González “le respeto, es un tipo constructivo, con el que da gusto a hablar y tengo buena opinión”. A pesar de lo que digan, “siempre me he llevado bien con Aznar aunque el pretender coincidir al cien por cien con alguien es imposible”. También se lleva muy bien con Zapatero y señala que “siempre hay tensión en los debates, pero la gente tiene relaciones normales”.
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Aunque intenta que no se conozca nada sobre su vida privada, Rajoy descubre que conoció a su mujer en Galicia, se la presentó su hermano Luis y “tuve que dar argumentos y razones para conquistarla”. Se casó el día de los Santos Inocentes en la Isla de la Toja y “retrasé mi boda con Viri porque coincidía con la aprobación de los presupuestos”. Ella lleva bien su dedicación a la política a pesar de “ser un mundo difícil y tener sus condicionantes”. En este momento se dedica a sus dos hijos, Mariano y Juan. “He organizado mi vida para poder desayunar con mis hijos y también cenar”. Quiere que sus hijos elijan lo que quieran, y “no me importa que se hagan del PSOE mientras no sean mala gente”.
A lo largo de su vida ha sufrido varios accidentes importantes, Con 24 años sufrió grave accidente de tráfico por quedarse dormido. Después de eso fue cuando “me dejé la barba”. En 1995 tuvo un accidente en helicóptero cuando sobrevolaban la plaza de toros de Mostotes y “fue una suerte que no explotara”. E siniestro se produjo con Esperanza Aguirre, “con la que se lleva bien y se van bandeando”. Desde entonces no se ha vuelto a montar en uno.
Mariano Rajoy confiesa que es un honor ser presidente y cuando llegó al puesto “venía un poco bregado”. El momento más duro fue en 2012 cuando “estuvimos a punto de ser rescatados y tuvimos que comenzar a cortar”. Y es consciente que el principal problema fue la mala comunicación, entonando un mea culpa. Es en ese momento cuando aprovecha la ventana que le brinda el programa para hablar de Cataluña, donde “creo que he actuado con prudencia, con proporcionalidad y con firmeza”. Respecto al terrorismo, “es muy importante la unidad dentro de cada país y también la unidad fuera”. También ha hablado de la corrupción, que “le ha afectado mucho y como partido político nos ha hecho mucho daño” y promete que hará todo lo posible para que no se vuelva a repetir. Por último ha hablado de Don Juan Carlos, “quien demostró ser un estupendo estadista”. Con la sucesión en España quedó “demostrado que las instituciones funcionaban y muy bien”.
Es el momento de pasar a la cocina y frente a los mejillones preparados por Bertín, ambos hablan de algunos tópicos gallegos, de cómo se come en política y del gusto de Angela Merkel por los pimientos de piquillo. El presidente recuerda su cameo en una serie de televisión y de cuando les tocó el gordo a todos sus compañeros excepto a él. El anfitrión reta a Mariano Rajoy a una partida de futbolín, donde se descubrirá cómo lleva el inglés el político y las opciones de Bertín para presentarse a Alcalde. Es entonces cuando el presidente da los motivos para presentarse a la reelección, ya que “tengo la sensación de que aún quedan algunas cosas pendientes, me encuentro bien y tengo ganas”. Un alegato final que pone el broche de oro a una entrevista, donde se ha hablado más de política que con el anterior invitado y que se ha puesto por las nubes algunas la gestión del Gobierno, dejando en un segundo plano a la persona y enfatizando al político.
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