Las planeadoras ya no surcan Antena 3. Fariña finalizó su andadura con un trepidante episodio en el que los espectadores pudieron conocer el desenlace de la historia, al menos por el momento. La ficción original de Atresmedia, producida en colaboración con Bambú Producciones, cerró con 2.567.000 espectadores y un 16,2% de cuota de pantalla de media, unos buenos datos obtenidos gracias al buen funcionamiento de la primera mitad de la serie.
Fariña comenzó, auspiciada por la polémica del infame secuestro del libro en el que se basa, de forma brillante. 3.399.000 televidentes y un espectacular 21,5% de share obtuvo el primer capítulo, que logró el más difícil todavía y mantuvo esos buenos números en su segundo episodio, liderando frente al todopoderoso Got Talent.
La ficción bajó notablemente en sus siguientes entregas pero siguió superando al talent show de Telecinco en su franja de coincidencia. La final del espacio de Mediaset marcó un punto de inflexión en las audiencias de la serie, que bajaron definitivamente de los dos millones y medio de espectadores y se estabilizaron en torno al 13,5% de cuota, ya con Factor X como rival.
Fariña más allá de los datos
Expuestos los datos de la audiencia lineal, toca observar los datos obtenidos por Fariña con calma. Todos los capítulos de la serie se han colado en el top 10 del ranking mensual de emisiones más vistas en diferido, según el informe de Barlovento Comunicación, rondando las 400.000 visualizaciones cada episodio, fidelizando a una buena parte de la audiencia. Además, ha logrado casi 20 puntos de cuota entre el público de 25 a 64 años, el más interesante a nivel publicitario, y ha liderado en el target comercial con un 18,7%.
Por otra parte, la serie se ha convertido en una de las abanderadas del boom que está viviendo la ficción española en el último año. Su estética ciudada, la manera de abordar temas intocables en la televisión hasta ahora (llegando a dar nombres propios) y la valentía por apostar por un producto que rompe con los esquemas tradicionales que se han dado en España hasta ahora han convertido a Fariña en la revelación de la temporada.
En definitiva, Fariña ha demostrado que los creadores españoles saben salirse de los márgenes establecidos, contar historias más allá del drama romántico prefabricado o la comedia familiar de toda la vida; únicamente hace falta que las cadenas apuesten de verdad, arriesguen y crean en ello. Entonces (y solo entonces), la industria televisiva de este país logrará despegar y alcanzar la orilla soñada.
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