Todo es mentira está de celebración, ya que el programa que comanda Risto Mejide cumple este jueves 100 programas en las tardes de Cuatro. Tras unos inicios complicados, en los que el formato dio varios bandazos hasta conseguir definir su espíritu, el espacio ha conseguido asentarse mínimamente en la franja vespertina del canal a pesar de seguir cosechando audiencias discretas.
El programa desembarcó en Cuatro el pasado 8 de enero con la intención de revolucionar las tardes de la cadena, que estaban hundidas. Sin embargo, esta apuesta por la producción propia no dio resultado en un primer momento y Todo es mentira empeoró los datos cosechados por las reposiciones de Hawai 5.0, además de perder el duelo frente a los documentales de La 2 y los westerns de Trece.
Con motivo de esta fría acogida, el espacio intentó variar sus contenidos, acercándose al ‘universo Sálvame’. Las visitas de Lydia Lozano o Belén Esteban no convencieron a los espectadores, que dieron de lado al programa y lo posicionaron como uno de los menos vistos de la televisión. En medio de esta crisis, los responsables del formato decidieron darle una nueva vuelta de tuerca, apostando por personajes polémicos del mundo de la comunicación y la política como Eduardo Inda.
Este cambio de rumbo fue un punto de inflexión para el programa, que comenzó a mejorar ligeramente sus números. Las polémicas protagonizadas por Inda, Arcadi Espada, Pedro J. Ramírez o Juan Carlos Monedero ayudaron a crecer a Todo es mentira, que optó por centrarse en este tipo de contenidos para mantener su línea ascendente.
Además, el programa supo aprovechar la oportunidad que les brindó la doble convocatoria electoral y organizó diferentes debates, reforzando su imagen. El primero de ellos, emitido el 10 de abril, llevó a Todo es mentira a anotar un 6,2% de cuota de pantalla y 735.000 televidentes, su récord histórico. Las campañas del 28-A y el 26-M también sirvieron para subir las audiencias del espacio, que ha llegado a su programa número 100 con opciones de continuar durante la próxima temporada, algo que no parecía tan claro en sus inicios.
Los números apuntan que esta apuesta por la política ha sido clave en la mejora de sus audiencias. Durante el mes de marzo, cuando sus contenidos aún no estaban del todo definidos, Todo es mentira marcó un 3,3% de share y 396.000 espectadores de media, mientras que cerró abril promediando un 4,18% de cuota y 497.000 televidentes. El problema reside en que, tras finalizar la intensa campaña de las elecciones generales, el programa rebajó su potencia, marcando un 3,97% de share y 468.000 seguidores de media. Más allá de este crecimiento, Todo es mentira es incapaz de levantar las tardes de Cuatro, quedándose a más de un punto de la media del canal, y, además, sigue sin poder hacer sombra a Zapeando, su gran rival.
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