VITORIA.- El reparto de Estoy vivo ha desembarcado en Vitoria para presentar la segunda temporada de la ficción de TVE. Tras convertirse en una de las series revelación de la pasada temporada, Javier Gutiérrez, Anna Castillo y el resto del reparto vuelven a la carga con nuevas tramas con las que intentarán conquistar de nuevo a los espectadores.
Fernando López Puig, director de ficción de TVE, ha destacado que la nueva temporada “abunda y continúa en el conflicto del alma metida en un cuerpo que no es el suyo”. Por su parte, Javier Pons, director de Globomedia, ha señalado que los personajes se van a ver sometidos “a muchos personajes”. “En esta temporada, el concepto clave es el perdón y la incapacidad de perdonar”, ha indicado.
Pons también ha asegurado que “se ha dado un paso adelante con respecto a los efectos especiales”. “Estamos muy orgullosos, creemos que la serie tiene todos los elementos que deben tener un producto de una televisión pública y queremos llegar a grandes audiencias”, ha rematado el directivo.
Jesús Rodrigo, director de Estoy vivo, ha apuntado que, en la segunda temporada, se ha intentado “arriesgar un poco más con la narrativa, tanto a en el guion como a nivel audiovisual”. Según ha desvelado, las dos columnas vertebrales de la temporada serán la aparición de la mujer de Márquez y la historia que protagoniza una niña que aparece en el primer capítulo, “que acabará siendo un cuento con tintes de terror”. En definitiva, la serie aborda “conflictos universales como las segundas oportunidades, el amor o la familia desde espacios originales”.
En su intervención, Javier Gutiérrez ha querido “romper una lanza en favor de las series que se hacen en las cadenas generalistas ahora que las ficciones de las plataformas de pago gozan de tanto prestigio”. El actor ha querido remarcar el “genial” trabajo realizado los guionistas, ya que “los actores no somos nada sin líneas”.
Por su parte, Alejo Sauras y Alfonso Bassave han reflejado el buen ambiente reinante en rodaje después de que el segundo asegurase que Estoy vivo le había cambiado la imagen que tenía de Sauras, al que veía “como un flipadillo”.
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