Maggie Civantos estrena este lunes Malaka, su nueva proyecto en La 1. La intérprete da vida a Blanca, una inspectora de élite que regresa sin ningún motivo aparente a Málaga tras desarrollar su carrera profesional en Madrid y debe esclarecer la desaparición de la hija de un importante empresario local junto a un compañero que no le pondrá las cosas nada fáciles.
La intérprete asegura que “es un regalo estar en casa con la familia”. “Hacía 12 años que no estaba más de tres días en Málaga y eso me ha venido muy bien porque mi personaje también vuelve después de un tiempo, aunque su vida es bastante más oscura que la mía”, matiza, asegurando que se trata de “un personaje que aparentemente es fuerte pero que está muy estereotipada por ella misma”.
Pese a que el papel “le encantaba”, Civantos reconoce que no entendió porque “era un estereotipo de hombre” hasta el día anterior del comienzo del rodaje: “De repente, di con la clave, hay una serie de capas erróneas para no permitirse ser vulnerable. Le han hecho mucho daño y quiere ser autosuficiente. Estos ocho capítulos suponen un camino hacia aceptar su feminidad no como una vulnerabilidad”.
“Lo pasé mal, pensaba que no iba a poder hacerlo”
Con respecto al tipo de ficción que representa Malaka, Maggie apunta que “es una apuesta, creo que el público demanda otro tipo de ficción y están preparado para ver una serie de personajes tan oscuros como estos, que no intentan agradar”. “Hace años que la ficción española está ofreciendo productos de calidad y arriesgados. Confió mucho en que tenga un recorrido más largo precisamente porque haga mucho ruido en televisión y mucha gente a nivel internacional quiera verla”, remarca.
La ficción posa su mirada en los bajos fondos de Málaga, lo cual le hace temer la reacción de sus habitantes: “Me da bastante miedo porque los malagueños se sienten muy orgullosos de su ciudad, nadie quiere ver lo negativo. Quiero que quede muy claro que no se está mostrando la ciudad, Málaga es mucho más que eso pero, al final, esto es ficción y lo que interesa es el conflicto”.
Aunque ahora se muestre encantada con el proyecto, Maggie Civantos reconoce que dar vida a Blanca Gámez no fue un proceso fácil. “Tenía una semana para meterme en la piel de un personaje muy complejo. Lo pasé mal, me entraron muchísimas inseguridades, vi todas las fisuras del personaje y pensaba que no iba a poder hacerlo“, rememora, asegurando que comprendió “el día de antes” que su papel es “estereotipado porque ella es estereotipada, y eso ocurre muchas veces en la vida, gente que se pone máscaras porque es incapaz de aceptar su realidad”.
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