La venta de Zeta ya pasó. La últa otunidad era Alfonso Gallardo, pero este abandonó la operación curado de espanto, al ver las cuentas de la compañía presidida Antonio Ascencio Mosbah. ¿Y ahora qué?, se preguntarán muchos. Pues a esperar y a intentar vender todo piezas y con un precio sensiblemente inferior a los planes iniciales de sacar 700 millones de euros todo el paquete. El problema es que el grupo necesita liquidez, algo que en estos momentos no puede entregar ningún comprador, ni menos los bancos.
Durante el verano a los ejecutivos de Zeta les ha quedado algo claro: las soluciones financieras vía nuevos socios o a través de nuevo endeudamiento bancario se han esfumado. Las grandes empresas de Comunicación están atravesando severas crisis de ingresos, ya que se les ha cerrado el grifo de la publicidad, mientras que los bancos han reducido beneficios prera vez en un lustro, debido a la crisis de liquidez y la caída del sector inmobiliario.
¿Qué hacer? Por el momento, Planeta y Mediapro, incluso Prensa Ibérica, han puesto otra vez la antena si hay subasta de activos, pero siempre que el precio sea muy inferior a lo que pedía Antoñito antes del verano. Y es que demás de El Periódico, que es lo coloso de Zeta, las revistas femeninas, las revistas del corazón el paquete de revistas del motor, incluso los periódicos locales, pueden tener muchos compradores si los venden en paquetes individuales.
Compradores hay muchos posibles, pero tirando a la baja, tal como esta el mercado de papel nadie se aventura a hacer grandes ofertas, ni de lejos cerca de los 700 millones que se pedían a comienzo de año. Incluso Interviú puede tener compradores ya que en España hay editores para todo, aunque siempre con precios competitivos. Un dato: en septiembre se reúne el consejo de administración en una sesión que se anticipa decisiva para el futuro del grupo.
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