Lo de José Manuel Vargas parece que no tiene límites. Jamás la búsqueda del beneficio de uno comprometió el futuro de tantos. Esta vez la cosa ha pasado de castaño oscuro y ha dejado en evidencia no sólo la agen de todos y cada uno de los profesionales de Vocento, lo que poco le ta, sino la credibilidad de las familias propietarias, que siempre se han caracterizado medir muy mucho sus pasos y, sobre todo, no hacer el ridículo con las cosas del comer. Me refiero, claro está, a la operación de La 10, con María Teresa Campos y todo su equipo abandonando el barco antes de probar el agua pero con toda una desmedida batería promocional empleada y pagada. Suplementos enteros, tadas de revistas y periódicos y hasta una rueda de Prensa en la biblioteca de ABC anunciaron encargo de Vargas el fichaje de la Campos, periodista que, otra parte, era la única cara conocida de La 10 para el naciento de la cadena. Vargas se debía de pensar, como siempre, que él es el más listo del patio y que se iba a comer el panorama televisivo aprovechando la agen de marca que crean otros, en este caso Telecinco con María Teresa Campos. Pero Vasile, que sí parece bastante más espabilado y curtido, le dio carrete hasta que en el últo segundo le dejó colgado de la brocha desmontándole el fichaje de la Campos. Es la ley de la oferta y la demanda. Telecinco pagó más y se la llevó, pero enca está el hecho evidente de que algo no funciona en Vocento, probablemente muchas cosas, demasiadas ya. Y convendría recordarle a su prer ejecutivo, el señor Vargas, que antes de comprometer la credibilidad de los accionistas es mejor pensarse las cosas, confiar en los que de verdad saben y, sobre todo, ser algo más humilde.
pedro aparicio pérez
director de prnoticias.com
