Aunque no lo parezca, los riesgos del tabaquismo pasivo son cada vez más evidentes. Junto a 56.000 muertes entre fumadores, cada año mueren en España 730 personas respirar el humo de sus compañeros en el trabajo y otros lugares, según la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo (SEDET). Según Ángeles Planchuelo, presidenta de la SEDET, los trabajadores de la hostelería y quienes trabajan en oficinas son los más afectados, aunque la exposición al aire contaminado también afecta a niños de padres fumadores, en los que se incrementa el riesgo de infecciones respiratorias, asma y otitis y una peor salud en general.
Un estudio del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), que agrupa a 36 sociedades científicas, matiza que cada año se registran en España 476 muertes cáncer de pulmón en fumadores pasivos y otras 154 muertes problemas coronarios derivados del humo de segunda mano. Además fallecen 140 niños menores de 1 año la exposición secundaria al tabaco.
Un dato alarmante establece que durante los últos años se ha producido un escasíso descenso del consumo de tabaco, y lo que es peor, el aumento del centaje de mujeres entre los 16 y los 25 años que fuman es muy superior al de los varones, lo que demuestra que el tabaco en España adquiere un matiz mayoritariamente femenino.