El senador Juan José Laborda y la consellera de Salud de la Generalitat, Marina Geli, han sido los galardonados este año con el Premio Ictus 2005 en las categorías social e institucional respectivamente, en un acto presidido el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos.
El senador Juan José Laborda y la consellera de Salut de la Generalitat, Marina Geli, han sido los galardonados este año con el Premio Ictus 2005 en las categorías social e institucional respectivamente, en un acto presidido el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos.
Este galardón se concede desde 1999 con motivo del Día del Ictus, que hoy se celebra en España bajo el lema si acudes rápido, podemos ayudarte, una jornada, organizada el Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (GEECVSEN) con la colaboración de BristolMyers Squibb.
El 13 de octubre del 2004, el político Juan José Laborda, ex presidente del Senado durante dos legislaturas y actual presidente de la Comisión General de Comunidades Autónomas, sufrió un ictus mientras comía en un día normal de trabajo. De la noche a la mañana se encontró en una silla de ruedas, “sintiendo la mitad de mi cuerpo como algo extraño, con la sensación de que el cuerpo no te pertenece”, rememora. Nunca llegó a perder el conociento totalmente, pero de los 11 días que pasó en el hospital guarda un recuerdo nebuloso. Un año después agradece este galardón que le ofrece la otunidad de explicar cómo ha superado una situación “verdaderamente dramática”, tratando de que su testonio sirva para “concienciar a los poderes públicos sobre esta enfermedad. Es mi compromiso con lo que la sociedad ha hecho sacarme a flote”.
El senador socialista (Bilbao, 1947) conocía bien la enfermedad antes de sufrirla que su abuela había padecido varios episodios de derrame (hemorragia) cerebral. Como ella, Laborda también tenía la tensión alta, uno de los factores de riesgo del ictus, pero “como siempre me he encontrado bien de salud, nunca me he cuidado demasiado pensando que a mí no me podía afectar. Tenía 58 años pero me sentía como una persona de 30; eso nunca iba al médico, no me controlaba la tensión o sotaba situaciones de mucho estrés durante las cuales dormía muy poco y fumaba mucho”.
El ictus le dejó una afasia (alteración del lenguaje) y una parálisis en la pierna y el brazo derechos, secuelas que con un gran tesón ha superado prácticamente. “Actualmente he logrado valerme mí mismo para las actividades de la vida cotidiana, salvo para abrocharme un botón del brazo izquierdo. Puedo ducharme, comer o escribir en el ordenador sin necesidad de ayuda”.
Senador Burgos desde la creación de las Cortes Constituyentes hasta la actualidad, Juan José Laborda asegura haber recuperado casi completo su vida habitual pero es consciente de que aún “no estoy del todo bien: ando con algunas dificultades y necesito rehabilitación, tarea a la que dedico tres horas todos los días, tanto para la mano como para el pie. El mayor problema está en mi mano derecha donde tengo movilidad y funcionalidad, pero sin haber alcanzado el grado de destreza necesario. En cierto modo, estoy como un niño pequeño, haciendo palotes para controlar el moviento, aprendiendo a escribir otra vez”.
Cuando echa la vista atrás y busca las causas que provocaran la aparición de este ictus, se acuerda de la falta de control de la hipertensión, el tabaquismo en momentos de estrés y un excesivo compromiso con la política. “Aunque el Senado no es lo mismo que el Congreso de los Diputados en cuanto a grado de estrés, he llevado una vida política muy agitada como tavoz del grupo socialista durante dos legislaturas. Debo admitir que me excedí en mi compromiso y asumí un esfuerzo excesivo. No obstante, deseo seguir en la vida parlamentaria, lo menos esta legislatura, puesto que soy presidente de una Comisión que tiene delante cosas tan tantes como el debate del estado de las autonomías o las reformas de los estatutos de autonomía. Me lo tomaré, eso sí, con más calma”. Durante la enfermedad, Laborda se benefició del apoyo que le prestó su entorno más cercano. “Ante una situación así, mi familia me dio las fuerzas necesarias para salir adelante sin depresión ni pastillas para dormir”.
El Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña ha sido la prera consejería en España en crear y poner en marcha un plan directorio de enfermedad cerebrovascular. En la concesión del Premio Ictus, el GEECVSEN ha valorado que el departamento que dirige Marina Geli ha sabido no sólo identificar el ictus, como uno de los principales problemas de salud, y concederle la tancia que merece, sino buscar soluciones conjuntas con los profesionales. Estos contribuyeron al plan indicando, a partir de la evidencia científica disponible, cuáles son los mínos requeridos para poder manejar la patología. Con esa información, el Departamento de Salud catalán ha puesto los medios para que la población sea atendida correctamente.
Con ese fin se elaboraron unas guías sobre la enfermedad; entre ellas unas específicas para los familiares y pacientes. Posteriormente se ha realizado una auditoria de estas guías para comprobar el grado y efecto de su aplicación. Una de las claves del Plan pulsado Marina Geli es la racionalización de la red hospitalaria de Cataluña, identificando qué hospitales pueden atender un ictus con vistas a lograr que geográficamente todos los pacientes de esta comunidad autónoma tengan acceso a una atención adecuada.
