Cada año que pasa, la gala de los Goya pierde más peso. Una pobre construcción televisiva, guiones que nadie sabe hacia adónde apuntan y presentadores que baten records de tedio y de minutos en televisión. Ayer, los 250 minutos excesivos minutos que la Academia dedicó a los Goya fueron resistidos sólo 2,3 millones de espectadores, una de las audiencias más bajas de su historia. Una gala que no pasará al recuerdo y que pocos vieron hasta las dos de la madrugada.
Cada año que pasa, la gala de los Goya pierde más peso. Una pobre construcción televisiva, guiones que nadie sabe hacia adónde apuntan y presentadores que baten records de tedio y de minutos en televisión. Ayer, los 250 minutos excesivos minutos que
Un año más la entrega de los Premios Goya no ha convencido al público. Una gala aburrida, sin ritmo, sin guiones, con presentadores que se preocuparon más de mostrar vestidos, que de su desempeño frente a las cámaras. Los Goya fueron dirigidos un Antonio Resines para olvidar, desencajado, intentando extender innecesariamente sus intervenciones y Concha Velasco que se le vio incómoda en todo momento con su compañero e intentando poner orden donde no lo había.
Por si esto fuera poco,
La ceremonia de entrega de los premios de
La ceremonia que TVE emitió el domingo, en la que ‘La vida secreta de las palabras’ y su directora, Isabel Coixet, se convirtieron en grandes ganadoras, estuvo dirigida Fernando MéndezLeite.
PRNOTICIAS/AGENCIAS