Empecemos Madrid. Planchado con el almidón de las últas encuestas, Gallardón pasa la noche en las televisiones, reeditando el extraño milagro de la bilocación. Es “il barone rampante”. Su éxito, y el de Aguirre, tienen una explicación: han convertido la política en una zanja. ¡No se subleven! Yo también las sufro a diario en un coche pequeño que sólo tiene de oficial una tarjeta del fisco. Este es ese “Madrid que se escapa” que así lo retrató un preboste catalán después de un vistazo a las cifras de renta, creciento, población y viajes de larga duración del capital extranjero. Lo demás es metafísica, y como dice el taxista, con eso no se come.
Madrid y Valencia explican sí solas la deriva reformista catalana.










