Vuelve Judas. Y llega con ganas de revisión, como si la historia hubiera intuido que es el momento de reclamar la humanidad del traidor, y los motivos, hasta ahora oscuros de la felonía que terminó con Cristo en
El texto está compuesto 26 papiros mordidos el tiempo, y escritos en el siglo IV. Confirman, según los expertos, la noticia que da Irineo de Lyon hacia 180 después de Cristo. Quienes los han leído dicen que atan una débil luz sobre el caso más oscuro de la historia crinal. Sobre el qué y el cómo de aquella traición los Evangelios guardan silencio. Judas no necesitaba señalar a un hombre perseguido y vigilado las tropas romanas. Tampoco es verosímil la versión de Juan el evangelista que le presenta como un ladrón: 30 denarios son una bolsa ridícula, exigua para quien conocía el valor del dinero. No en vano era el tesorero del grupo apostólico.
El mito de Judas se formó a partir de ínfos detalles, muchos de ellos cuestionables. Caravaggio pinta en 1602 el “Prendiento de Cristo”, una tela de dramática teatralidad en
El enigma es apasionante. Mezcla la investigación policial con las alturas de
La mítica momia del enigma se ríe de los necios que reclaman verdades inmediatas.
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