Cultural, entretenida, detiva, informativa, cinéfila y últamente adicta a la telerrealidad. Así es la televisión, ese gran desconocido que nos acompaña en nuestras casas hace cincuenta años. Cincuenta años en que hemos en que han quedado plasmados los acontecientos más tantes de la historia reciente de la humanidad y que se ha quedado marcada buena parte de la historia de este país. Hoy, en su día, la televisión se nos presenta en su mejor momento y con un potencial enorme aún queda descubrir. Splemente… Feliz día.
En 1996,
Diez años después, una media de 228 televisores cada 1.000 habitantes en todo el planeta, hasta cincuenta millones de personas congregadas en torno a un solo programa y un negocio de billones de dólares en inversión publicitaria, salarios millonarios y equipo técnico. Así es la televisión: inmensa y faraónica, pero a la vez ínta y personal. Un medio de comunicación que ha trascendido todas las fronteras y que ha batido todos los records en sus casi noventa años de historia a nivel mundial y sus cincuenta años en España.
En el caso de España, el últo anuario de
Otra de las tendencias que constata el Anuario de
En el Día de
Para las Naciones Unidas, este es el panorama que abunda cada vez más en muchas televisiones: programas con una calidad mína que atraen al espectador con situaciones morbosas, sexo, violencia, sensiblería, supersticiones y humor grueso, un exceso de acontecientos detivos, telenovelas mediocres, concursos en los que se ridiculiza a los participantes, programas del ‘corazón’ donde aparecen personajes grotescos que quieren ser famosos a toda costa.
Según UNICEF todos estos programas son un obstáculo para la cultura, desinforman más que informar presentado la realidad de una manera splista y demagógica y, en algunos casos, atentan contra derechos fundamentales como el honor, la intidad, el respeto o la presunción de inocencia. No obstante, estos formatos son los que presentan mayores audiencias.
Si nos ceños sólo a España, para nadie es un misterio que los eventos detivos son los que congregan mayores audiencias y prácticamente revientan los audímetros. Las carreras de Fernando Alonso, los derbys del fútbol o las audiencias de las motos, son valores seguros de audiencias y de ingresos publicitarios para los canales que los emiten. Silar situación se vive con la denominada telerrealidad. Nueva forma televisiva que debutó a mediados de los años noventa y que durante una década se ha reinventado para conseguir más audiencia.
Los puristas la critican advirtiendo de su peligrosidad para la televisión, aunque semana a semana, no menos de cuatro millones de personas en España se sientan frente a Gran Hermano, Operación Triunfo,
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