El principio de acuerdo para modificar
Prueba fehaciente de ello es el hecho de que la industria puso en marcha en el año 2000 la creación del Observatorio AEA de
Para ello se creó un Consejo formado seis organizaciones, AEA, AM, AEAP, el Consejo de Asociaciones Y Consumidores, Promarca y nuestra propia Asociación (AGEP), con la misión de velar la parcialidad de los datos atados en dicho Observatorio y, sobre todo, que el sector no estaba de acuerdo con la saturación en los medios y, concretamente, con la que se estaba produciendo en televisión.
El estudio realizado el Observatorio AEA de
Que ahora vengan los señores de
Con esta nueva Directiva pasaremos de los grandes bloques, como el que se dio en 2005 en una cadena privada de ámbito estatal en el que el máxo tiempo publicitario registrado había sido todo un bloque de ¡20 minutos de publicidad! y ¡61 spots!, a cortes insufribles en la programación cada quince minutos… como en Estados Unidos.
Si a eso añados el proyecto de TVE de reducir la publicidad en sus dos cadenas, significará que la publicidad que no vaya al ente irá a las cadenas privadas y tendremos saturación sobre saturación. Y repito, los anunciantes y los publicitarios no queremos más publicidad sino que la que salga en la pantalla sea más eficaz.
Frente a esta postura unáne de la industria y en búsqueda de la mayor eficacia en los mensajes, apoyamos la inclusión de la publicidad en la programación (product placement”) y, como se viene hablando últamente, ir más lejos y participar activamente en las programaciones, en los guiones, con los guionistas y los creativos publicitarios juntos.
Recientemente se ha realizado un estudio sobre la publicidad en televisión y los consumidores dicen que les aburre soberanamente. La culpa no es de los creativos que no son más brillantes, como se ha insinuado, sino de la cantidad de veces que se repite un spot en las cadenas y que nos persigue invariablemente cuando hacemos zapping.
Parece ser que
Esperemos que alguien sensato en Europa trate de dejar este desatino splemente en un proyecto y que no se lleve a cabo, en bien de nuestra industria y, sobre todo, de los pobres y sufridos consumidores.










