Estos días se lleva la quema de fotos del Rey, como desde hace tiempo se lleva la quema de banderas, sean de comunidades autónomas, de estados o de equipos de fútbol. Los diarios se llenan de artículos de opinión que cargan las tintas contra semejantes actos de barbarie, a la vez que en el Congreso no son pocos los que, desde una u otra postura, discuten a jornada completa sobre ello. Un diputado se autoinculpa de piromanía. Claro, que varios jueces de Ya sé que no es políticamente correcto defender la postura de los pirómanos, entre otras cosas que existen otros mecanismos menos sucios de reivindicación. Y no seré yo quien lo haga –defenderles. Ahora bien, quemar la foto del Rey no es injuriarle. La pena es que los cretinos que lo hacen no tienen cerebro ni para comprender que el alcance de sus actos no merece la atención que se les ofrece. Lo que está en juego no es el buen nombre de Su Majestad, a menudo más comprometido en la prensa rosa que en los actos incendiarios. La quema de sus fotos es el ataque al símbolo, no a No es absurdo sostener que la quema de las fotos atente a la dignidad de la persona de Su Majestad, pero parece que se trat A ultrajar banderas, como decía, estamos acostumbrados en España, pues todavía se recuerda la ofensa que nuestro Presidente de Gobierno hizo a Juzgado Instrucción 5, Sant Feliu de Llobregat. Asunto Rubianes y Extraña a la mayoría de la doctrina la inclusión en el nuevo Código penal (LO10/1995) de este tipo que, ejemplo para Córdoba Roda, era, en su redacción de 1967, un blindaje contra cualquier mína muestra de disidencia política contra el régen franquista y, aparece, para García Rivas entre otros, como innecesario en un régen democrático consolidado. Pero, además de estas consideraciones que son más propias de la política crinal que de esta esolución, el precepto presenta tantes problemas técnicos que afloran en la interpretación de la conducta típica y se refieren, esencialmente, a la delitación del bien jurídico protegido y a la posible colisión con el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la libertad ideológica y, con ellos, a la de disidencia política. EFE 28/6/06: El texto de la enmienda, presentada el senador republicano Orrin Hatch, dice: ‘El Congreso tendrá el poder para prohibir la profanación física de la bandera de Estados Unidos’. Sánchez Dragó: El Sentido de la mano izquierda. Desconfía de los políticos, sobre todo si son demócratas, o si no siéndolo, s Amén PSOE, ERC; PP….
Los legisladores que respaldaron la medida entre ellos, todos menos tres republicanos lo hicieron en respuesta a un dictamen de 1989 del Tribunal Supremo, en el que amparaba la quema y otros actos de profanación de la bandera bajo el derecho a la libertad de expresión que defiende
La Cámara
En cambio, en el Senado nunca ha encontrado el apoyo de las dos terceras partes requeridas para su aprobación.
Tras la ajustada votación de hoy, se sucedieron las reacciones de grupos de derechos civiles, que se congratularon la derrota de la proposición.
Una de ellas, la Unión de Libertades Civiles de EEUU, ‘aplaudió’ la decisión de los senadores.
‘El Senado se ha acercado a prender fuego a nuestra Constitución, pero afortunadamente salió ilesa’, dijo en un comunicado Caroline Fredrickson, directora de la oficina en Washington de este grupo.
Por su parte, los Veteranos en Defensa de la Carta de Derechos también comunicaron su alegría la decisión del Senado de evitar lo que, a su juicio, habría sido ‘la prera vez en la historia que se ve reducido el alcance de










