Me da vueltas estos días la frase que le escuché al doctor Juan Abarca en su despacho del Hospital de Madrid: ‘La cirugía debe ser profunda. En la vida hay que tener audacia y temor: audacia para no pecar de omisión, y temor para no ser un mero aventurero'. Esto me lo decía Abarca con su mirada fija, en un despacho de una austeridad ejemplar. Y son éstas las cualidades que no vemos ante la crisis que nos devora. Crece el paro, se fugan los capitales, aumenta la incertidumbre, y los ahorradores tocan en la puerta del director de la sucursal para que les de garantías. Y nos preguntamos todos, ¿dónde está el gobernador del Banco de España? Todos sus colegas en Europa han salido a la ventanilla a dar seguridad y garantías. Han sido transparentes, o al menos han tenido la otunidad de serlo. El diagnóstico es esencial en cirugía. Y después el bisturí tiene que entrar hondo para lpiar el mal. Ni una cosa ni otra tenemos entre nosotros. No tengo respuesta para la pregunta de qué Miguel Ángel Fernández Ordóñez no sale y dice algo, lo que sea, lo que toque, lo que sabe. Hay una crisis que viene de fuera, y para esa será buen tavoz el desasosegante Henry Paulson. Pero hay otra crisis que es nuestra y muy nuestra, y para esa necesitamos tavoces propios.
ALFREDO URDACI, PERIODISTA
