Cuando todavía está en la memoria de todos, el falso vídeo de los maltratos de Wyoming a una becaria, El Mundo nos ha sorprendido esta mañana en prera página con las declaraciones de un crítico de cine en paro que ha entregado un Goya robado a la redacción del diario de Pedrojota. Y nos preguntamos: ¿Será real el personaje? ¿No será un periodista de El Mundo?
‘Al fin apareció. Tras un secuestro de menos de 24 horas, El Mundo ha recuperado el Goya robado al director Albert Solé. Un crítico de cine en paro fue el autor del rapto, que se produjo pasadas las cinco de la mañana en la fiesta que celebraba el equipo de Los crímenes de Oxford: ‘Me dio pena verlo tirado en el suelo del ropero y le dije a la chica: 'Dame mi abrigo y el Goya'. Y ella no dudó ni un instante en entregárselo'. Con estas palabras un anóno crítico en paro confesaba a El Mundo su gamberrada.
Pero casi como si de una película de espías se tratase, El Mundo relata que la tarde de ayer recibió la llamada de una persona que aseguraba tener en su poder la estatuilla: ‘Siempre quise devolverla, y la verdad es que cuando fui a la fiesta no tenía ninguna intención de robarla, que no soy un ladrón y nunca he robado nada', les contó.
Y siguiendo con las silitudes cinematográficas en El Mundo nos cuentan que el encuentro entre el periodista y el crítico de cine en paro se produjo en el Templo de Debod, en pleno centro de Madrid. ‘El secuestrador estuvo durante media hora dando vueltas y mirando atrás, no fuera que en el momento de la entrega apareciera una patrulla de Policía o algún curioso', relata el periodista.
En el artículo, el secuestrador pide disculpas al verdadero dueño del premio Albert Solé y reivindica que nunca tuvo intención de robar nada. Y ahora la pregunta que a todos nos ronda es si realmente el crítico era un anóno y si efectivamente no tenía nada que ver con el diario El Mundo. Como está construida la historia, se descarta totalmente la teoría del fake, pero es cuando menos extraño que el crítico sólo llamase al diario de Pedrojota para la entrega. ¿Verdad o mentira? A estas alturas ya no nos creemos nada.
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