Al margen del debate sobre la neutralidad de la Red al que estamos asistiendo (debate saníso, cierto, y que alguna vez tenía que abrirse), me llama poderosamente la atención la buena fama que precede, sucede y rodea a Google y a todo lo que tenga que ver con la compañía americana.
No sé lo que les durará, pero desde luego hasta la fecha tienen una reputación espectacular, basada en NADA. Esa clase de reputación que todas las compañías del mundo sueñan tener, y que se resume en que, si alguien te ataca, tus clientes y usuarios, sin ponerse de acuerdo, sin haber recibido consigna alguna, y sin esperar nada a cambio, se lancen como cohetes a defenderte. Es alucinante.
Es alucinante para una compañía tan multinacional como la que más, tan monopolio de facto como pudo serlo Microsoft o más aún, tan ambiciosa como cualquier otra, y tan multillonaria como ninguna otra.
Es alucinante para una compañía que digitaliza contenidos de otros y los ofrece como propios sin rubor alguno, que invierte menos del 6% de sus ingresos y que emplea, en todo el mundo, a poco más de 19.000 personas. Por poner un ejemplo, Telefónica la prera, que no la única, que ha osado cuestionar públicamente el modelo de negocio entre las telcos y los buscadores emplea, en 25 países, a 14 veces más profesionales: 270.000.
Es alucinante, en fin, para una compañía que está amenazando, desde su posición monopolística, el negocio de varios sectores muy diferentes del de los buscadores. Y una compañía que, al calor del viejo axioma de colegio ‘el juego es mío y yo pongo las reglas’, no tiene ningún problema en ‘organizar’ a su conveniencia los resultados de las búsquedas cuando el tema no les es propicio. Y si no, busquen en Google ‘Google China’, verán qué risa.
Para ser grande no sólo hace falta parecerlo, hay que serlo. Y el compromiso de la Libertad en China es como la tancia de tener una buena y ganada inmejorable reputación. Se trata de acabar con los monopolios, ¿o no?…
DONKA…
