Presumo de haberme tragado con malsano vicio casi todos los debates de la Democracia española, incluso aquella votación del 23 F con una Encarna Sánchez encendida de amor patrio merodeando mi redacción. Y me lo he tragado todo incluso con satisfacción. Pero lo de ayer en el Congreso, supera mi capacidad de aguante. Con la que está cayendo y la que dice el economista Niño Becerra se nos viene enca, que estos padres de la patria nos den el coñazo de tan mala manera, incapaces de ponerse de acuerdo y lo que es peor, sin puñeteras ganas de hacerlo, no es de recibo. ¿Y para hacer estas cosas se volvieron de vacaciones de navidad en el mes de Febrero? Mira que es difícil no ver lo que está pasando y mucho menos no darse cuenta de que la gente no llega a final de mes y que los bancos resoplan la parte de atrás. Pues nada, como si la cosa no fuera con ellos y como si la vida consistiera en armar una bronca permanente a cuenta del consabido y mal utilizado: ¡Y tu más! Y de ahí no les sacas. Menos mal que pronto tendremos una Tríada que causará sensación en el paraninfo nacional. A saber: La Vicetonta, Don Pepiño y la Moños. Un triunvirato infernal, casi comparable a aquel que no hace tanto nos causaba terror solo de mentarlo: El Triangulo de las Bermudas.
Manuel Fernando González Iglesias
Editor y Director
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