En la Tierra a lunes, noviembre 25, 2024

Un pulso que reabre viejas heridas

El últo barómetro del CIS otorga al partido Popular un respaldo del 44,1 ciento de los ciudadanos, frente al 34 ciento del PSOE, una ventaja enca de los 10 puntos. A poco más de tres meses de las elecciones autonómicas y municipales, el panorama no puede presentarse peor para el socialismo, que no consigue invertir la tendencia de caída en las encuestas. En Madrid, el batacazo puede ser monumental, y tanto las decisiones internas como las que llegan de fuera compiten regalar más votos al adversario. Difícil papeleta es, ejemplo, tener que explicar que el presidente del gobierno ha discrinado a los madrileños negando al ayuntamiento la posibilidad de refinanciar la deuda vencida, mientras permite a las comunidades hacerlo. A ver qué socialista es capaz de subirse a una tribuna para convencer de que no se ha dado un trato desigual a unos españoles y a otros y de que el presidente del gobierno ha actuado movido estrictamente el interés general y no anteponiendo sus propios intereses políticos. Flaco favor para los candidatos socialistas. Difícil de digerir, igualmente, son las maneras revanchistas del secretario general del PSM, Tomás Gómez, a la hora de poner al candidato socialista al ayuntamiento, Jae Lissavetzky, la lista de nombres que le acompañarán en la debacle frente a Gallardón. El secretario de Estado para el Dete ha sido vícta del rodillo tomasista, que le ha privado de colocar a los suyos fulminando a todos los que apoyaron a Trinidad Jénez. Gómez hizo muchas promesas para conseguir el favor de las agrupaciones en las prarias y ahora ha tenido que confeccionar una lista cumpliendo los compromisos adquiridos, a costa de hacer saltar los aires la olla a presión en la que se ha convertido el PSM. Como era de esperar, Lissavetzky no se ha tragado el sapo y ha reclamado apoyo a Ferraz, que si no hay acuerdo, será quien tenga la últa palabra. ¿A qué está jugando Tomás Gómez? Probablemente está pensando más allá del 22 de mayo. Sabe que en Ferraz le esperan cuchillo en mano y necesita tener el control absoluto del PSM para gestionar la derrota desde la fuerza y poder participar en el debate del poszapaterismo. El secretario general del PSM, que dejó el ayuntamiento de Parla para tomar las riendas, pacificar y cerrar de una vez las viejas heridas familiares, ha conseguido la cuadratura del círculo, que el problema principal del socialismo madrileño deje de llamarse Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón, para llamarse Tomás Gómez.

Alberto Castillo

Director de Gente en Madrid

http://www.gentedigital.es/blogs/sinacritud

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