Abrí el email con ilusión, con los pelos de punta y la agenda en la mano. La hora la estaba clara, las 10:30 a.m., pero ¿y el día?. Eso ya era otro cantar. ¿Martes 23 de febrero?, me pregunté confusa. Algo fallaba o mi agenda era de otro año. O martes 22, o miércoles 23, pero ambos era posible.
Tras una confirmación telefónica accidentada, salía de dudas: miércoles 23. Acto seguido llegó una avalancha de confirmaciones y de emails cruzados, ¡Cuánto interés en ratificar la fecha correcta! Sí, me sentía halagada.
Pero pocos minutos después, llegó de nuevo la debacle. Esta vez un cambio del lugar donde nos encontraríamos ¡Noooooooo! Ya tenía buscado en Google Maps donde estaba el Hotel Wellington, pero parece ser que quería un sitio con más historia y arraigo a su profesión: la Real Academia de Farmacia. Cedí una vez más a sus gustos y ayer miércoles 23, a las 10:30 a.m. en la Real Academia de Farmacia, consumamos nuestra cita.
Los muerciélagos nunca duermen…