El falleciento de Marta Jorgoso tras despeñarse con su vehículo un puente de 38 metros de altura en el kilómetro 8,9 de la autovía A395 de Sierra Nevada constituye uno de esos accidentes que podían haberse evitado perfectamente.
Marta Jorgoso cumplia ese mismo 8 de marzo de no ser que, alrededor de las 11:00 al salir su coche de la vía en la autovía A395 camino de Granada hizo que cayese un desnivel a la altura del término municipal de Cenes de la Vega. Un accidente perfectamente evitable. La razón: las vallas de hormigón que debían proteger la carretera en esta zona no se habían repuesto desde que, el pasado agosto, otro coche sufriese un accidente en la misma zona.
La valla quitamiedos de hormigón que hubiera evitado la caída al vacío del coche de la joven había sido arrancada hace medio año un coche accidentado en el mismo punto. Desde ese momento, es decir, más de medio año después, en lugar de la reposición del quitamiendos de hormigón reglamentario, una baliza de plástico, varios conos y la señalización para reducir la velocidad a 40 kilómetros hora ejercían de única protección en esta zona. Un punto en el que la caída al vacío se acerca a los 40 metros.
El mortal accidente ha sido un revulsivo más en las demandas presentada hace tiempo diversos colectivos y vecinos de la zona, en las que ponen de manifiesto las carencias de esta vía urgiendo a Obras públicas a poner una solución a las mismas, unas peticiones apoyadas el propio accidentado de agosto que asegura que, si las vallas hubieran estado arregladas, el turismo de Marta no se habría precipitado al vacío, ya que, en su caso, los quitamiedos de hormigón frenaron su todoterreno de manera exitosa.
Prseguridad vial ha intentado, sin éxito, contactar con los responsables de conservación de carreteras de Granada con el fin de conocer si existía alguna razón para la demora de este arreglo, más aún tratándose de una vía muy transitada de camino a Sierra Nevada.
Familiares y conocidos de Marta ya han denunciado este hecho a Ponle Freno. Una denuncia a la que se suman las muestras de apoyo presentadas numerosas personas que denuncian la pasividad de las administraciones públicas y las consecuencias de una falta de profesionalidad que, más en este caso, podría haber evitado una muerte.
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