No seré de los culés que le echaran mas leña al fuego del que el único culpable es el mercenario tugués Jose Mourinho quien, con tal de salvar su trasero profesional, fue capaz de hacer jugar al equipazo del que dispone en el partido de ida a la defensiva, y luego dejar tras de si unas relaciones institucionales rotas y una pésa relacion personal entre los jugadores de los dos equipos en la selección nacional. Dicho lo cual lo positivo es que un representante de nuestra liga estará en Wembley y que a Florentino Pérez le espera su San Martín empresarial, esa manera tan suya de hacer la cosas. Entiendo el enfado de la afición madridista que no le dieron un gol que consideran legal. A los barcelonistas nos indignó también el que nos quitaron de Bojan y contra el Inter del tal Mourinho en el Nou Camp hace un año, que nos permitía pasar a la final de Madrid. También nos cabreó mucho el arbitraje en San Siro con penaltis no pitados y gol incluído del rival en fuera de juego. Así de absurdo es el futbol, y así son los árbitros. Por eso es aconsejable que, a partir de ya, culés y merengues recompongamos la figura e intentemos ser rivales y además amigos. Ganemos y perdamos, unas veces unos y otras veces los otros, sabiendo llevar lo mejor posible la coñeta de los lunes y mandando a los intransigentes, como hicieron ayer mismo los mossos de esquadra en Canaletas al Juzgado, para que los jueces les apliquen la ley y de paso se lo piensen la próxa vez. Y olvidemos los gestos de Casillas llevándose la mano a la cara, o de Ronaldo y su jefe manejando la consigna de los trileros ante las cámaras, metiéndolo todo en el capítulo de las anécdotas, incluso “las manitas” de Piqué o la “butifarrinha” del también tugués Pepe, que maleducados los hay en todas las plantillas y el futbol no es una guerra.
Manuel Fernando González
Editor y Director
