En la Tierra a miércoles, diciembre 24, 2025

UNA ISLA PERDIDA EN EL MAR. Opiniones no solicitadas

El octogenario Fidel Castro sigue con su mala costumbre de meter la cuchareta en todo lo que acontece alrededor del mundo. Se cree omnipotente, más sigue siendo prepotente a la enésa potencia. Solo que siempre anda el camino equivocado. Claro, en esta ocasión su amigo José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno español se lo permite y le rie la gracia. Necesitado como está de tratar de dar un vuelco a la más que mala agen que tiene en su pueblo, incluso entre sus seguidores del PSOE, poco le preocupan las opiniones  del exmandatario de la isla. Ya él es agua pasada.

 

La descabellada idea de comparar las concentraciones de los indignados en la Puerta del Sol y otras plazas españolas, conocidos internacionalmente como ‘spanish revolution’, con las revueltas populares de Libia, para acabar de echar del poder a su amigo Gadafi es algo más que irracional. Solo en la calenturienta mente de un hombre, que durante más de 50 años siempre ha tenido el mismo discurso catastrófico y amenazador para la humanidad, ha sojuzgado y oprido hasta en los más elementales derechos civiles y humanos a la población cubana, puede tan siquiera establecer silitudes entre ambos países. Es algo irónico su crítica a la democracia española.

 

Después de duros años de dictadura franquista, la solución de los problemas que existen en España no es el del enfrentamiento entre ciudadanos o partidos políticos, ni mucho menos el destruir o elinar los amplios valores de una democracia plena, cuyo proceso de estabilización y consolidación mucho esfuerzo y sacrificio le ha costado a la sociedad civil española.

 

Lo correcto sería  poder ver al pueblo cubano  manifestarse reclamando, de forma pacífica, sin pedento alguno y sin las golpizas de las turbas dirigidas la policía política del régen, los derechos civiles y sociales prohibidos el propio Fidel Castro desde hace más de 50 años de totalitarismo.

 

Ejemplo de represión contra quienes opinan diferente al discurso oficial sobran en Cuba. Disidentes, periodistas y bibliotecarios independientes, y hasta las Damas de Blanco, sples y sencillas mujeres cuyo delito es demandar la libertad de sus familiares injustamente encarcelados han sido empujadas, golpeadas y arrastradas las calles de La Habana. No podemos olvidar la muerte de Orlando Zapata Tamayo,al que dejaron morir en una celda. Ni la golpiza propinada a Wilfredo Soto, que le propició la muerte hace pocos días. O los más de 50 presos políticos como Rafael Ibarra Roque, Esto Borges o Rolando Sarraff, solo mencionar algunos que aún permanecen en las cárceles cubanas, a pesar de tener extinguida casi su sanción completa y que el régen se niega a cumplentar lo que establece la ley en estos casos.

 

Quien autorizó o le pidió opinión al hombre que ha destruido la economía, la sociedad, la cultura y la vida de cientos de miles de cubanos sobre lo que acontece en España. Mejor le sería callar ante los reclamos de una sociedad que poco tiene que ver con el totalitarismo perante en Cuba. Quizá dentro de poco la noticia que recorra el mundo sea las de las protestas dentro de la isla en demanda de sus derechos, pero sin darle la otunidad al exmandatario cubano de poderlas comentar.

 

Una isla perdida en el mar

JULIO CÉSAR GÁLVEZ

Periodista

Exprisionero de conciencia cubano del Grupo de los 75

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