El sistema sanitario necesita cambios urgentes para su sostenibilidad. Hasta ahora, los medios de comunicación recogían las informaciones que aseguraban que el aumento de la edad de la población era uno de las grandes causas. Un informe de la Fundación Pfizer y Gaspar Casal lo desmienten.
Según el estudio de las pautas previsibles de utilización futura de servicios sanitarios mayores frente a la viabilidad financiera del sistema de Salud, la mayor parte del incremento del gasto se debe a la inercia del propio sistema, decisiones clínicas como el incremento de pruebas, ingresos e intervenciones, así como a decisiones de gestión como ejemplo un mayor uso de la tecnología y mayores servicios.
Por otra parte, también influyen las decisiones políticas (nuevos hospitales o aumento del número de prestaciones). A estos factores, la población responde con un uso más intensivo de lo que se le ofrece y aumentan sus expectativas de mejora continua.
Esta publicación se ha realizado gracias a la colaboración públicoprivada y cuenta con la colaboración de la Fundación Pfizer como entidad pulsora y promotora del proyecto.
Este estudio surge en el contexto del debate actual la preocupación del creciento del gasto sanitario y la sostenibilidad del sistema, en el que el envejeciento de la población se suele identificar como uno de los factores asociados, ya que las personas mayores suelen hacer un mayor uso de los servicios, tienen más ingresos hospitalarios y producen un mayor coste. En este sentido, se calcula que en España el gasto sanitario de las personas mayores de 65 años es 2,7 superior al gasto medio.
Para comprobar hasta qué punto el envejeciento es causante del aumento del gasto, el presente estudio ha realizado un análisis de dos Comunidades Autónomas concretas, de gran extensión de territorio y población dispersa, Castilla León y CastillaLa Mancha. Entre otros motivos, se han seleccionado tener un mayor envejeciento que la media nacional. Así, en el 2010, el centaje nacional de mayores de 65 años alcanzaba el 16,84 ciento, mientras que en Castilla y León era del 22,49 ciento y en CastillaLa Mancha del 17,68 ciento.
El estudio demuestra que existen diferencias tantes entre la utilización de los recursos sanitarios entre las diferentes Comunidades Autónomas. Tanto es así, que el coste asociado al envejeciento depende del territorio y de la organización del sistema regional propio, de su cartera de servicios, de la práctica clínica (diagnóstico, hospitalización y atención a domicilio), y de las pautas sociales de utilización.
Los datos del estudio señalan que el pacto de la demografía y el envejeciento se traduce en una tasa anual acumulativa para el periodo 20092020 de creciento del gasto sanitario público del 0,28 ciento para Castilla y León y del 0,68 ciento para CastillaLa Mancha, tasas muy lejanas respectivamente al 9,65 ciento y al 12,44 ciento que reflejan las tasas medias de variación del gasto sanitario público nominal en cada comunidad en el periodo 20052008. En definitiva, aunque la carga del envejeciento es innegable e tante, no supone un factor tan determinante para la sostenibilidad del sistema sanitario.
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