El VII Congreso de la ANIS en Granada se presentaba, a priori, como un pack de fin de semana muy completo para periodistas sanitarios. Viaje en autobús, reembolsable para los interesados en otros medios de transte; estancia en hotel de lujo a las afueras de la cuidad o de calidad ligeramente inferior en el city centre; cocktails y comidas sin más especificación y sesiones y talleres periodísticos de máxa actualidad e interés. Y así fue todo, salvo la estricta dieta a la que nos sometieron y que nos ‘obligó’ a vivir agradables recenas el centro granadino.
La llegada se produjo de manera escalonada. Los madrugadores y exentos de compromisos laborales en la jornada del vies en bus. Otro nutrido grupo vía tren y unos pocos regazados vía coche sin el tapón del depósito de gasolina incluido. Mini tapa en típica taberna andaluza, donde sus dueños carecían de dotes comunicativas como pudo comprobar un conocido redactor, una cervecita (que no caña) y taxi dirección a los hoteles.
La mañana, muy participativa y productiva, se movió a ritmo de una conga que marcaba el final de cada una de las sesiones preparadas. Una música que llegó en momentos a resultar un poco molesta hacia los ponentes. Con un agujero en el estómago llegó la comida, más correctamente llamado aperitivo. Variadas pero minúsculas tapitas que dejaron con hambre a gran parte de los asistentes, bien resguardados de la lluvia en medio de la prera Expo Salud. Lo arreglaremos en la cena pensaron muchos…
Pero para esa cena aún quedaban muchas horas y muchos talleres que vivir. ¡Qué divertido y ampliamente inmortalizado el partido el foniatra! ¿Y qué me decís sobre el poder de la comunicación?, ¿Y de los pitidos de los medidores de la glucosa que irrumpieron en algunas las sesiones? *(En este punto se admiten, y se ploran, comentarios sobre el resto de los talleres).
Muchas caras nuevas, ausencias significativas y amistades en cies se mezclaban con los que nunca fallan a cada congreso y con los que te fallan según te das la vuelta.
En armonía, todos nos dirigos en autobús a otra de las actividades estrella: la visita nocturna a la Alhambra. En pequeños grupos, como en el colegio, recorros el mágico lugar ensismados con las explicaciones del guía y con la mente puesta en una buena y cálida cena. El frío y la humedad comenzaban a aumentar y el cansancio hacía mella en los presentes, muchas horas de pie que pasaban factura.
Tras la visita, paseo hasta el Carmen de los Mártires donde la ‘cena’ volvió a fallar y donde los camareros se movían ‘aguilillas’ la estancia. La decisión fue unáne: era necesaria una recena en condiciones amenizada unas tranquilas copas. Así se ponía fin a una jornada que finalmente dejaba un buen sabor de boca.
El domingo tocaba sumergirse en la Salud 2.0 y volar al compás de una nube, pero siempre con los pies en la tierra como se afirmaba en la sesión. Ante una nueva comida de dieta y con el cansancio acechando, muchos decidos emprender camino y degustar (o devorar) amplios platos de menú. El lugar elegido para ello fue un área de servicio con vistas a un ‘lpio’ grupo de extranjeros enfundados en pamelas, trajes de lycra de tiendas Loly y altas sandalias plateadas a conjunto. Muchas risas y agradables conversaciones para el final del más light congreso de periodistas sanitarios de la historia. ¿Estáis preparados para el #8cnps?
Seguiremos informando…










