La amnesia digital parece la enfermedad de moda, sobre todo por la pereza mental de no desear memorizar cosas sencillas que utilizamos en el día a día, debido a que tenemos un dispositivo muy cerca que puede recordarlo todo, y sino lo tenemos apuntado en él, entonces Google, seguro, tiene la respuesta.
Depender tecnológicamente de un smartphone, tablet u ordenador evita el esfuerzo del ser humano por memorizar datos que usamos poco, pero también de los que usamos normalmente. “Siri, llamar a casa”: esas simples palabras están evitando que aprendas el número telefónico de tu propia casa, lo que deja más que claro que datos menos importantes dependerán enteramente de un dispositivo móvil.
Según un estudio de Kaspersky Lab, 43% de los europeos de entre 16 y 24 años creen que su smartphone tiene toda la información – o casi – que necesitan saber. En el caso de los españoles, la mayoría no es capaz de recordar el número de teléfono de sus hijos (44%), el del colegio de sus hijos (90%) o el de su lugar de trabajo (51%). Alrededor del 20% siquiera puede recordar el número de teléfono de su pareja, aunque un dato interesante – aunque poco funcional en el día a día – es que el 65% recuerda aún el teléfono de cuando tenía entre 10 y 15 años.
Un detalle interesante de este estudio es que aunque todos los usuarios confían su día a día a los móviles, solo uno de cada tres los protege con programas adicionales a los que pueda incorporar el dispositivo. Aunque los dispositivos conectados nos hacen la vida más fácil están provocándonos amnesia digital, lo que se traduce en que perdamos información importante de vista y que nos hagamos codependientes de las nuevas tecnologías.
Según Kaspersky un abrumador 86% de los españoles afirma que en el mundo hiperconectado cada vez se utilizan más números, direcciones, contraseñas, etc. por lo que es casi imposible recordarlos, aunque el usuario quiera. “La pérdida o divulgación de esta información valiosa sería algo más que un simple problema, ya que dejaría a muchas personas profundamente afectadas”, afirmó Alfonso Ramírez, director general de la empresa.
Las enfermedades tecnológicas parece que apenas comienzan. Junto a la nomofobia, el síndrome de la llamada imaginaria está entre las más populares. Sin embargo hay tecnologías en sí mismas que parece que también ocasionan daños en el ser humano. Recientemente Francia concedió una pensión por alergia al WiFi, algo que por lo visto jamás había ocurrido en el mundo.