A través de la prensa, así es como los trabajadores de Abengoa están conociendo la situación por la que atraviesa la compañía y su futuro. La plantilla vive en la incertidumbre tras conocerse que la compañía ha presentado el preconcurso de acreedores. Abengoa tiene cuatro meses para evitar el que sería el mayor concurso de la historia empresarial española. En lo que respecta a su comunicación, el desconcierto y el caos parecen haberse instalado, sin una estrategia de comunicación interna clara, y con contadas relaciones con los medios de comunicación.
La jornada de ayer fue de nuevo un día negro en la historia de la empresa sevillana especializada en los sectores de la energía y el medioambiente. El Ibex 35 amanecía con la noticia del preconcurso de acreedores de Abengoa. Tras la retirada de Gestamp, la cual había desechado entrar en el capital de la empresa. Ahora Abengoa tiene cuatro meses para evitar el concurso. La CNMV suspendía su cotización hasta las 11:00, creando un ambiente de duda hasta entonces en la Bolsa española.
La incertidumbre que se vive en la empresa no ha sido, ni mucho menos, y según relatan los trabajadores menos alentadora. Desde Abengoa no existen comunicados oficiales sobre la situación actual de la compañía y el departamento de comunicación parece haber dado la callada por respuesta, creando un clima de inseguridad aún mayor. Desde el departamento de Comunicación en España, dirigido por Patricia Malo de Molina aún no ha habido comunicaciones oficiales, aunque se trabaje a destajo para dar respuesta a todas las peticiones de los medios de Comunicación. Patricia Malo se unió a Abengoa en 2003. Desde 2007 es directora de comunicación de Abengoa. Anteriormente fue responsable de comunicación y de la filial de servicios medioambientales.
A pesar que Abengoa había llevado hasta ahora una política de Comunicación abierta, siendo una de las empresas del Ibex 35 con mayor presencia, por ejemplo, en redes sociales, el silencio parece imperar en todos estos canales, a la espera de novedades con respecto al futuro de la compañía. Desde ayer por la tarde sus redes sociales han entrado en un silencio sepulcral, ni Facebook, ni Twitter ni Instagram –canales en redes sociales donde Abengoa tiene presencia- han preferido mantener prudencia ante la presión de los mercados.
Esta no es la primera vez que Abengoa se enfrenta a una jornada negra. Ya el pasado mes de septiembre los bonos de Abengoa se hundieron un 30% por las dudas sobre su solvencia.
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