Google Life Sciences acaba de presentar una nueva patente que podría suponer el fin de los molestos pinchazos y reducir la ansiedad que provoca a los pacientes el hecho de someterse a extracciones de sangre. El departamento de investigación del gigante Alphabet tiene previsto diseñar un sistema que permita hacer extracciones sin necesidad de usar agujas.
Esta nueva tecnología, denominada “Needle-Free Blood Draw” no requiere agujas para tomar muestras. Lo poco que se conoce sobre el producto es que sustrae sangre atravesando la piel. Para lograrlo, el aparato utiliza una especie de cañón de gases a presión, es decir, aprovecha su potencia comprimida para disparar una micro-partícula que abre la dermis lo suficiente para que la sangre fluya al interior del dispositivo. Este aplica un sistema de succión y vacío que traslada la muestra a un contenedor interno. Algo tan sutil que el usuario ni lo notaría.
Por su tamaño, este sistema de Google puede ser usado de forma externa, es decir, para aplicar en un dedo, por ejemplo; o también puede ser incorporado en un dispositivo wearable de muñeca: una pulsera o un reloj inteligente. Esta tecnología sería perfecta para las personas diabéticas que necesitan hacerse un control rápido del nivel de glucosa o para aquellos pacientes con una marcada aversión a las agujas. Sin embargo, por ahora solo es un proyecto en papel, por lo que tendremos que esperar bastante hasta verlo en el mercado.
Gracias a los nuevos avances en tecnología, la Medicina está empezando a descubrir caminos más seguros y eficaces para mejorar la calidad de vida del paciente y para hacer más llevadera su experiencia en el Sistema de Salud. Aquí, los métodos de diagnóstico no invasivos y que permiten una monitorización continua de ciertos marcadores de salud son la joya de la corona.
El año pasado ya conocíamos la existencia de un novedoso dispositivo para reducir el número de pinchazos en las unidades de extracción de sangre. La herramienta funcionaba con una luz infrarroja capaz de reflejar las venas en la superficie de la piel para evitar que el brazo del paciente acabase como un colador. Este dispositivo funciona colocando la luz infrarroja sobre la hemoglobina desoxigenada que hay en el cuerpo. Ésta absorbe la luz y las venas se muestran en un color verde o rojo brillante. El invento no evita el pinchazo, pero su objetivo era bueno: reducir el número de veces que los profesionales de la salud nos atravesaban la dermis con las agujas.
Mayor expectación generó el dispositivo que utilizaba un láser para medir el nivel de glucosa en sangre de los diabéticos. La solución llegaba de la mano de la Universidad de Leeds. El dispositivo consta de un cristal de silicio con iones que reaccionan con una fluorescencia de luz infrarroja cuando el láser los alcanza. La señal fluorescente varía según el nivel de glucosa en sangre y el dispositivo mide la cantidad de tiempo que dura la fluorescencia y usa el dato para calcular la concentración de glucosa. El proceso dura 30 segundos y tiene un 95.5% de precisión.
Revolucionario fue también el protector bucal capaz de monitorizar marcadores de salud (como ácido láctico o úrico, presentes en la saliva) y enviar la información de forma inalámbrica a un Smartphone. El dispositivo, desarrollado por ingenieros de la Universidad de San Diego (California) prometía convertirse en una herramienta muy útil para los pacientes con diabetes y gota.
Estos y otros avances permiten comprobar que la Medicina no ha perdido de vista su función de evolucionar según la demanda de los pacientes para conseguir su propósito último: curar a las personas.
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