En la Tierra a viernes, 29 marzo, 2024

El dilema de la maternidad responsable y la profesionalidad exigente

En nuestra práctica profesional, tanto en el ‘Life Coaching’ como en Coaching Ejecutivo, con cierta frecuencia salen temas personales: relaciones de pareja, divorcios, relaciones con los padres o con los hijos, abortos y, también, lo que hemos llamado ‘el dilema de la maternidad’. No se trata de una muestra estadística, es simplemente la percepción de que en los últimos dos años el conflicto entre maternidad y carrera profesional lo plantean más clientas en sus procesos.

Por otra parte, si echamos una mirada al contexto social y empresarial podemos encontrar estudios recientes que pueden fundamentar esta percepción:

  1. Según Fortune, las mujeres ocupan menos del 20% de los cargos de responsabilidad en las 500 empresas más importantes del mundo.
  2. En España, según IESE, las mujeres representan el 17,32% de los puestos en los consejos de administración de las empresas del Ibex 35, por debajo del 20,2% de la media europea.
  3. Custodia Cabanas, IE Business School, en su informe Las Mujeres en la Alta Dirección en España, tras analizar 147 empresas españolas que cotizan, algunas de ellas en el Ibex 35, se deprende que de un total de 1.735 directivos, un 86,5% son hombres (1.501) y un 13,4% mujeres (234).
  4. Una encuesta a 25.000 antiguos alumnos de Harvard revela que en los matrimonios se da prioridad al ascenso profesional del hombre en detrimento de la mujer.

En definitiva, adentrados ya en el siglo XXI la desigualdad sigue estando muy presente. El mundo de la empresa es un reflejo, una muestra, de la sociedad en la que vivimos. Una sociedad muy competitiva y exigente con todos y, especialmente, con la mujer. Esta cultura de la exigencia la incorporan muchas de ellas, siendo las primeras en ser muy exigentes consigo mismas. Necesitan verse como las madres perfectas, las profesionales perfectas, las parejas perfectas… y, además, cuando son directivas, pueden ser igualmente exigentes con otras mujeres de su entorno.

En los procesos de coaching trabajamos para acompañar a la persona en su reto particular. Es muy importante tener en cuenta que cada situación es distinta, según su edad, profesión, situación de pareja, apoyo familiar, experiencias… Cada mujer tiene sus necesidades y su forma de vivir esta situación, no hacemos diagnósticos. El coaching es en primer lugar una toma de consciencia de lo que nos pasa; es también una declaración de lo que queremos conseguir (nuestro objetivo); vemos nuestra responsabilidad – posibilidad de acción; los obstáculos que tenemos; nuestras propias limitaciones (creencias) y llegamos finalmente a un plan de acción.

Llegados a este punto, estos contextos de exigencia pueden llevar a ‘no poner límites’ a las demandas laborales (viajes, horarios,…) y, por otra parte, a ‘no pedir’ en el trabajo, a la pareja… de manera que es como realimentar el paradigma de que “la maternidad es un tema solo de la mujer”. Sirva como muestra la polémica que se desató cuando Sheryl Sandberg, directora de operaciones de Facebook, declaró: “No conozco a ninguna mujer que ocupe un cargo de liderazgo que no cuente con el apoyo total de su pareja”.

Las clientas de los procesos de coaching quieren vivir la maternidad y la carrera profesional sin renuncias y esto requiere cambios, en la propia persona y en sus relaciones con los demás.

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