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Todos conocemos el término de marica mala. Alguien que se pasa el día criticando a los demás, riéndose del aspecto de los otros, ridiculizando o juzgando. Tengo que decir que desgraciadamente todos tenemos una marica mala dentro, al menos potencialmente. Y no me refiero sólo a los gays, por supuesto. También hablo de los heteros. Es muy fácil catalogar, etiquetar, encajar a las personas, incluso a nosotros mismos.
¡Qué fácil nos resulta juzgar, y qué difícil es intentar ponerse en los zapatos de los otros! Pero no es imposible. Te propongo un reto: observar y tratar de ver más allá de las apariencias, de lo externo, de las máscaras, disfraces o simplemente los “trajes” que todos llevamos. Lo primero es ser conscientes de que en algún momento todos tendemos a juzgar, a hacer una ficha o escáner de la persona que tenemos delante, sea positiva o negativa. Aunque es verdad que creo en la intuición, y de hecho me considero una persona intuitiva, sé que muchas veces puede ser un arma de doble filo que me lleva a perder la oportunidad de conocer a las otras personas más a fondo, descubrir su historia, y saber por qué parecen ser lo que yo creo ver.
La empatía y el amor rompe barreras, supera obstáculos, acerca posturas, concilia, une, restaura, y nos hace buenas personas en vez de maricas malas. Muchas veces se me ocurre pensar que cuando juzgo a los demás, lo que realmente estoy haciendo es delatar algo de mí mismo que no me gusta, y parece que necesito verlo en los otros para ser consciente de ello. Lo importante es que realmente pueda ver la intención positiva de ese juicio, qué es lo que me habla de mí mismo y trasformar esa crítica en un aprendizaje personal.
Me gusta mucho el símbolo del arcoiris por muchas razones: por la combinación de colores, porque si los pones en una ruleta y la haces girar el resultado es el color blanco, la luz, porque es lo que aparece después de una tormenta, porque son siete colores, al igual que las notas musicales capaces de componer infinitas canciones… Me gustaría que la próxima vez que vea a alguien diferente a mí con el que quizás no comparta gustos o sienta afinidad, sea capaz de ver más allá y colocarle dentro de esa amplia gama de colores de la que todos formamos parte. Como dice ese fragmento de El Principito
“Lo esencial es invisible a los ojos”
Hoy entrevistamos a Jokin Egaña, director del Grupo EGF, un concepto único que integra Servicios Empresariales y Productos dirigidos al público LGBT.
Seguiremos Informando…