El Presidente y CEO de Dentsu, Tadashi Ishii, anunció que renunciará en enero después de liderar la red durante más de cinco años. El anuncio de su dimisón se produjo menos de un día después de que el Japan Times y otros medios locales informaran sobre que el Ministerio de Trabajo japonés había emprendido acciones contra Ishii y la organización Dentsu. “Siento una profunda responsabilidad como persona que supervisa la administración de la empresa”, dijo Ishii, citado por el Japan Times. “Tomaré toda la responsabilidad y renunciaré a una reunión del consejo en enero”.
La polémica comenzó el año pasado, cuando Matsuri Takahashi, una gestora de cuentas digitales de 24 años, se suicidó después de haber trabajado más de 100 horas de horas extras en un solo mes y dejaba constancia en las redes sociales de que sus jefes eran abusivos. El mes pasado, el Ministerio de Trabajo japonés entró en varias oficinas de Dentsu como parte de una investigación en curso sobre el fenómeno de exceso de trabajo, comúnmente llamado “karoshi” en Japón. Sólo días antes de las redadas, Dentsu había anunciado la creación de una “Comisión de Reformas del Ambiente de Trabajo” para abordar el asunto.
Lo peor del caso es que no es nuevo, en 2000, la compañía reconoció la culpa en el suicidio de 1991 de otro empleado de 24 años de edad y accedió a pagar a su familia entre 1 y 2 millones de dólares en un acuerdo.
Tampoco fue el suicidio de Takahashi la única controversia que afectó a Dentsu en 2016. Saltaron a la luz una serie de irregularidades en la facturación de la agencia que están siendo investigadas (sobrecostes que asumía el anunciante y descuentos que presuntamente se ahorraba la agencia sin comunicar este hecho). Sin embargo, este no es un hecho aislado en la industria publicitaria. Los profesionales de publicidad mantienen abierta una petición en change.org para lograr que los máximos responsables de las grandes publicitarias se comprometan a lograr acuerdos contra la precariedad laboral que les invade.
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