Ante la evolución del proceso de secesión que promueve el Gobierno de Cataluña y la probable declaración unilateral de la independencia, la Mesa del Turismo se ve legitimada para pronunciarse, como parte de la sociedad civil y como representante de una actividad que supone el 12% del PIB y el 14% del empleo nacional, para alertar sobre las gravísimas consecuencias que pueden derivarse para la actividad turística, no sólo en Cataluña sino en todo el conjunto del turismo en España.
Por una parte, la situación de inestabilidad social, con las frecuentes movilizaciones callejeras que cada vez más derivan en actividades no pacíficas, y que son recogidas profusamente por los medios de comunicación y amplificadas por los medios sociales, traslada a los potenciales viajeros una imagen de inseguridad de la que ya alertan los Avisos de Viaje de los Ministerios de Asuntos Exteriores de nuestros principales mercados emisores.
Esta situación es previsible que afecte aún más a los mercados lejanos, en los que Barcelona ha sabido conseguir un éxito notable, con el incremento de nuevos vuelos directos al aeropuerto de El Prat. El turismo cultural y el de compras, que son dos líneas medulares de la estrategia turística, se verán así especialmente afectados. El efecto de esta amenaza se proyectará no sólo a Cataluña, sino a toda España, ya que el viajero de turismo cultural de mercados lejanos no visita un solo destino, sino que incluye en su plan Barcelona, Madrid, Granada y otros destinos españoles. A los mencionados se une el turismo de reuniones como uno de los más afectados, ya que el organizador de congresos y convenciones, al asumir un riesgo no sólo personal sino corporativo y colectivo, es especialmente sensible al riesgo en el destino. También habría que mencionar al turismo de cruceros, del que Barcelona es el principal puerto de cabecera del Mediterráneo.
A estas consideraciones sobre los efectos en la afluencia turística hay que añadir el impacto negativo del proceso de independencia en la propia actividad de las empresas turísticas. Si ahora se está analizando cómo hacer frente a la amenaza para el tráfico aéreo entre el Reino Unido y la Unión Europea por el Brexit y la consiguiente ruptura del cielo único europeo, lo mismo ocurriría con la independencia de Cataluña, que quedaría excluida de este espacio común. Asimismo, las inversiones en activos turísticos (hoteles, restaurantes, parques de atracciones, etc.) quedarían negativamente afectadas al quedar fuera del ámbito financiero del euro y del marco del Banco Central Europeo.
Por todo ello, la Mesa del Turismo se ve obligada a pronunciarse rotundamente en contra del proceso de secesión de Cataluña. Además de las gravísimas consecuencias de orden político y de convivencia social, que en el ámbito turístico se han manifestado en amenazas institucionales a hoteleros, el proceso carece de toda lógica económica y es susceptible de generar muy negativos impactos en el turismo de Cataluña y, por ende, en el conjunto del turismo español.