Será o no, pero se hace necesario darle una pensada a lo de la Televisión Española en el exterior. Eran elecciones en Cataluña, momento de votaciones, reflexión… todo el rato, en todo momento lo mismo, ni un cambio, pesadez imposible de soportar, imagen franquista, vieja retrograda… veo canales de todos los países del mundo, miro y busco, hasta la televisión gallega parece tener programas más representativos y dignos. ¿Qué pasa?
Nuestros compañeros han llenado muchas páginas denunciando la situación de una empresa de todos, dirigida y regida por una cabeza que nunca demostró nada más que ser la de un gran Goebbels. Obedientemente perruno, sin complejos, jurando en arameo que él nada tenía que ver con Zaplana, ni con el ‘secuestro’ de la concejala díscola. Partícipe en la política española, valenciana y cacique como el ex presidente de los del fútbol.
No puede ser que tengamos que vernos representados por una cadena de televisión que se auto traduce, con lo cual algunas de las que lía, son incomprensibles hasta para ellos… en el discurso de el Rey no hubo error, menos mal. Pero es aburrido y aporta nada a la cultura y el conocimiento que se pueda tener de nuestra querida España, por no hablar de que las series, repeticiones… ¿En esto gastan el dinero de nuestros impuestos?
Seamos serios. El alemán lo hablan cuatro, el francés cinco –dicho con todo el respeto a estas lenguas- en EEUU se tiene como previsión real que más de un cincuenta por ciento de los americanos serán hispano parlantes antes de 2025… Nuestra lengua, maravillosa, que nos debería unir. Rica, amada, nada respetada… ¿A qué jugamos? Y los que tienen que dignificarla la escriben mal, la redactan mal, la explican mal… ¿Por qué todo tiene que ser mal? Cuando puede ser bien, y bueno, significativamente más real, no tan paleto, más de este siglo.
Se hace urgente la salida de POLÍTICOS de las televisiones que nos representan a todos, o las que pagamos todos, sin excepción, pero empecemos por la española. Elecciones a la presidencia YA. O que se arbitren soluciones para dignificar a los profesionales y con ello a los televidentes, que al final somos los que pagamos el pato.
