17:57 horas de un sábado cualquiera. Un chaval enciende la radio en su habitación para escuchar el partido de su equipo mientras estudia. Entre alineación y alineación, nombres que le empiezan a ser cada vez más familiares: Sportium, Bet365, Betfair… Todos ellos entonados una y otra vez por personajes que siente cercano, que son los que le llevan el sufrimiento y la alegría cada fin de semana.
El auge de las casas de apuestas se ha convertido en un problema en muchas ciudades. En los últimos tiempos, estos locales han colonizado multitud de barrios, muchos de ellos obreros, erigiéndose en templos para muchos jóvenes, que no valoran los riesgos que conllevan los juegos de azar. Además, el juego online cada vez es más accesible y sencillo, lo que ha llevado a parte de la juventud a normalizar este tipo de prácticas desposeyéndolas de todo su peligro.
Todo esto, unido a que muchos deportistas (Rafa Nadal, Neymar), actores (José Coronado, Roberto Álamo) y presentadores (Carlos Sobera, Maldini) han accedido a prestar su imagen a este tipo de negocios, ha potenciado aún más la presencia de publicidad relacionada con el juego en prensa, televisión y radio hasta tal punto que las casas de apuestas se gastaron 138 millones de euros en marketing durante 2016, conscientes de la importancia que tiene la publicidad masiva en el éxito de su negocio.
La aprobación de esta medida, lejos de ser una realidad
Para intentar frenar este fenómeno, el pasado jueves PSOE y Unidos Podemos acordaron incluir restricciones a los anuncios de casas de apuestas en los Presupuestos Generales del Estado de 2019. De esta manera, la publicidad de las empresas relacionadas con el juego se equiparará a la de los productos relacionados con el tabaco, una medida que se había reclamado desde algunos sectores de la sociedad.
Esta decisión supondría la supresión total de los anuncios de apuestas de la radio, uno de los sustentos de los espacios deportivos. Programas como Tiempo de juego (COPE) o Carrusel deportivo (Cadena SER) cuentan con varias casas de apuestas entre sus principales anunciantes, por lo que esta medida podría ser letal para las cuentas de las emisoras. Pero, pese al peligro económico que supondría la eliminación de esta publicidad, la preocupación no ha cundido entre los responsables.
Fuentes del sector rebajan las expectativas acerca de la rapidez con la que se implementará esta medida, apuntando a la cantidad de trámites y votaciones que aún debe superar para ser efectiva. La supresión de estos anuncios está enmarcada dentro de los Presupuestos Generales del Estado de 2019, los cuáles no tienen garantizada su aprobación dado el complicado y cambiante clima político que existe.
En caso de que los PGE lleguen a buen puerto, el pánico tampoco cundiría ya que, según indican dichas fuentes, se trata de un fenómeno relativamente reciente y, por lo tanto, si las radios han sobrevivido sin ese dinero durante las últimas décadas, nada hace sospechar que no se pueda seguir haciendo.
En definitiva, la supresión de los anuncios de las casas de apuestas empieza a ser una posibilidad cada vez más real y las empresas radiofónicas comienzan a estudiar los efectos que esta medida tendría sobre sus cuentas. Solo el tiempo dirá si los más de 100 millones de euros que este sector invierte en marketing cada año son fácilmente sustituibles o si, por el contrario, esta decisión provoca tal agujero en los resultados económicos que obliga a las compañías a realizar ajustes presupuestarios que repercutan de forma directa o indirecta en los propios programas.
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