El grupo Agrolimen ha anunciado el traslado de la producción de Gallina Blanca de Sant Joan Despí (Barcelona) a Huesca, en una acción que afectaría directamente a las setenta personas que tiene empleadas en la fábrica e indirectamente a la imagen de Cataluña, puesto que muchos consideran esta decisión una consecuencia más del ‘procés’. El grupo ha justificado la decisión de cerrar la fábrica sita en la localidad barcelonesa, que produce sopas deshidratadas, como un movimiento empresarial para poder recalificar los terrenos sobre los que se encuentra; esta decisión, como no podía ser de otra forma, ha sido rechazada tajantemente por los sindicatos aludiendo que se realiza sin tener en cuenta los puestos de trabajo y con una intención meramente especulativa.
Especialmente significativo parece este movimiento si se tiene en cuenta que la familia Carulla, propietaria de Gallina Blanca, se había declarado abiertamente independentista e incluso algunos de los productos que produce habían sido incluidos en las listas a boicotear por los ciudadanos contrarios a la independencia de Cataluña. Algunos consideran que esta decisión intenta blanquear la imagen de la firma entre los contrarios a la independencia, aunque muchos se refieren a un movimiento más que se uniría a las decisiones tomadas por el Banco Sabadell o CaixaBank, entre otros.
En este caso, a diferencia de las entidades bancarias, no es un cambio de sede sino un movimiento empresarial que destruiría más de medio centenar de empleos a pocas semanas de que se empiece a celebrar el jucio por el uno de octubre; algunos han considerado que este movimiento por parte de los Carulla como el mejor ejemplo de la poca confianza en el procés y en la reputación a la baja de Cataluña por culpa de las polémicas políticas.
Los megapatriotas catalanes de Agrolimen – Gallina Blanca huyen de Cataluña. Más separatistas que pierden la batalla del golpismo. https://t.co/pU9OYXavjF
— Fernando (@Ferran) 6 de diciembre de 2018
Por fin volveré a comprar los sobres de bechamel de Gallina Blanca… ?? https://t.co/xiPy9EHu2q
— Mara (@MARblanca7) 6 de diciembre de 2018
El pasado mes de agosto, el estudio City Rep Trak 2018 presentaba un descenso en la reputación de la ciudad de Barcelona y consideraban que este cambio se explicaba por el panorama sociopolítico en el que estaba inmerso con en el conflicto independentista. Y con motivo del aniversario del 1 de octubre, D&B presentaba un informe en el que destacaba que en el último año cerca de 4.000 empresas habían abandonado Cataluña. A pesar de que GB Foods, responsable de la producción de Gallina Blanca, parece que mantendrá su sede en l’Hospitalet de Llobregat, la decisión de llevarse la fábrica de Sant Joan Despí a Aragón sólo dejaría en Cataluña un centro de producción en Rubí.
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