El presidente del BBVA, Carlos Torres, se enfrenta a una semana clave en su gestión al frente de la entidad después de las innumerables noticias contra la reputación del banco que han aparecido en los medios de comunicación, especialmente tras las filtraciones realizadas por el excomisario Villarejo. Éste indicó que trabajó para el expresidente de la entidad Francisco González espiando a diversas personalidades políticas y ejecutivas del país durante su guerra con el grupo Sacyr por el control de la entidad, lo que ha provocado que incluso el exministro Miguel Sebastián haya solicitado unirse a la causa abierta contra el banco.
A este hecho se le ha sumado en las últimas semanas el problema que surgió tras el bloqueo de centenares de cuentas de ciudadanos chinos residentes en España, que incluso provocó que se manifestasen a las puertas de la entidad; en este caso, el propio banco tuvo que pedir perdón a la comunidad china para evitar que su imagen se siguiera deteriorando tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
Estos hechos no han sido combatidos desde la entidad y la decisión tomada por el área de comunicación del banco ha sido guardar silencio de puertas hacia afuera e intentar solventar los problemas a nivel interno. Así, sí se comunicó la decisión de llevar a cabo una investigación interna que se puso en manos de las firmas Garrigues, Uría y PwC; las conclusiones de estas pesquisas no se han puesto sobre la mesa y, por lo tanto, no han podido ser valoradas de cara a la junta del viernes.
El equipo de comunicación del BBVA tampoco quiso exponer a Torres a los medios durante la presentación de los resultados económicos de la compañía correspondientes a 2018. En esta ocasión, se emitió un videocomunicado en el que apenas se mencionaron los problemas judiciales de la entidad.
Se votará su continuidad
Torres debutará como presidente de una junta de accionistas del banco tras la salida de Francisco González y uno de los puntos tratará directamente su continuidad. Ésta no peligra, pero muy probablemente recibirá votos de castigo por parte de los inversores internacionales; estos, al igual que el resto de accionistas de la entidad, han estado muy pendientes en las últimas semanas de los movimientos de Torres y el banco tras el caso de espionaje, aunque parece que han puesto el foco sobre la retribución de Torres.
El sueldo de Torres estará ahora vinculado en gran medida a los valores corporativos de la entidad; el 30% de su variable estaría relacionado con indicadores no financieros como la transformación tecnológica y, según informa La Información, los inversores internacionales no entienden que pueda cobrar más que el consejero delegado Onur Genç a pesar de que sobre éste recaigan más responsabilidades relacionadas con el negocio de la compañía.
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