A partir de la madrugada de este pasado domingo todos los relojes de España comenzaron a sumar una hora por el cambio de horario de invierno a verano, lo que representa que ahora se resta 60 minutos de sueño por lo menos hasta que las personas comiencen a adaptarse a este nuevo horario donde los días suelen ser más largos.
Si bien no toda la población experimenta una reacción directa frente a este acontecimiento, lo cierto es que el segmento más joven y el más adulto (tercera edad) sufren las consecuencias en su salud al momento de internalizar este nuevo horario. Así lo ha explicado en una entrevista para la cadena ABC la coordinadora del Grupo Trabajo de Gestión Sanitaria y Calidad Asistencial de Semergen, la Dra. Inmaculada Cervera, quien ha manifestado que el horario de verano “afecta negativamente sobre todo en la esfera del sueño, alterando el biorritmo y la producción de melatonina, puede aumentar el riesgo cardiovascular y deteriorar la salud mental y el humor”.
Caso contrario sucede con el horario de invierno, el cual suele favorecer el rendimiento y la concentración en las mañanas por el simple hecho de “tener más horas solares” al inicio de cada día, “aunque también aumenta la depresión al tener menos horas de exposición solar”, ha asegurado Cervera.
Algunas de las recomendaciones que ofrece la experta para lograr integrar el nuevo horario a la dinámica del día a día son las siguientes:
– No hacer siestas hasta que la persona se sienta adaptada al horario de verano.
– Intentar adelantar la rutina diaria unos 15 minutos antes de dormir y establecer horarios regulares al momento de ir y salir de la cama.
– Utilizar lo menos posible el móvil y la televisión minutos previos al descanso.
– Realizar ejercicios físicos, siempre y cuando no sea antes de dormir.
– No ingerir bebidas como el café, té o alcohol.
– Consumir alimentos basados en frutas y verduras para lograr conciliar el sueño con más facilidad.
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