Todas estas característias las reunía este dibujante gallego hijo de la localidad de Gres, Vila de Cruces, Pontevedra, que a los 18 años se trasladó a Madrid con una mano delante y otras detrás. Al principio malvivió de pensión en pensión pintando panderetas, cinturones, tazas. Ya de niño demostró unas facultades excelentes para el dibujo. Huérfano de un médico de Monforte de Lemos, estudió en Los Maristas de Valladolid, donde aprobó algunas asignaturas regalándole dibujos a los profesores. Con unas dotes fantásticas tanto para el hiperrealismo como para el impresionismo, era capaz de falsificar siendo muy niño durante los veranos billetes de una peseta para comprar en las ferias.
Trabajó en las mejores agencias de publicidad de nuestro país en un tiempo que retrata muy bien la famosa serie Mad Men. Entonces el dibujante formaba parte fundamental en el diseño de las campañas. Aún no existía el photshop. Suyo fue el dibujo de un famoso anuncio de Mirinda en el que la protagonista aparecía con la cabeza rubia cubierta de naranjas. Creó carteles cinematográficos que luego eran pintados a muñeca por los pintores en los andamios. Suyo es entre otros el de Valor de Ley, la legendaria película de John Wayne. En una entrevista reciente concedida a la revista de la Academia de Televisión declaraba: “Cuando trabajas por tu cuenta no hay nada a lo que no puedas decir que no. Cuando iba a una editorial y me encargaban dibujos para un libro, hacía un dibujo realista y siempre me lo devolvían con alguna pega. Sin embargo, cuando hacía monigotes no me devolvían nada. Aproveché esa línea de trabajo. No eran precisamente monigotes los trabajos que hizo para la revista Diez Minutos. Eran las ROFERGirls, unas mujeres ligeras de ropa que aparecían en el envés de la contraportada de la revista. Franco aún no había fallecido y los atrevidos dibujos sobrepasaban los límites de lo permitido por la censura. Muchos años después, cuando ya dibujaba para Televisión Española, volvió a las revistas del corazón, concretamente a Semana, realizando dibujos a lápiz que ilustraban las páginas de televisión.
Pero si hay algo en lo que destacó fue en las acuarelas y retratos. Retrató a los Reyes y a importantes personalidades del mundo del arte, la cultura, desde Fernando Rey a Severo Ochoa, pasando por Adolfo Suárez o Felipe González. Un excelente retrato del barón Thyssen forma parte de la colección de su viuda, Carmen Cervera.
Sus desnudos a la acuarela son piezas maestras. La ligereza del trazo que muestra a la hora de reflejar la anatomía femenina sorprende. Como también la capacidad predictiva de este artista que ya hace 30 años dibujó a Jordi Pujol salpicado por unos huevos podridos. Sus dibujos forman parte de la historia y la memoria de España.
Gracias querido ROFER.
Pedro aparicio Pérez
Editor de prnoticias.com
PeriodistO