Tras demostrar su valía durante casi una década en El intermedio, Gonzo debuta este domingo como presentador de Salvados. El gallego asume un reto complicado, ya que la sombra de Jordi Évole es alargada, aunque no siente un vértigo especial: “Intento evadirme de esa parte porque no influye en el desarrollo del trabajo, cuando me pongo a grabar no pienso ‘tengo que mantener el nivel de un programa que ha ganado el Ondas’. La responsabilidad existe, nunca he estado tan comprometido, incluso desde mi vida personal, con un proyecto como con Salvados”.
El comunicador recuerda que no aceptó la oferta inmediatamente, sino que pasaron 24 horas hasta que dio una respuesta definitivamente. “Fue un martes al mediodía, estaba en casa desembalando una tostadora y Jordi fue súper directo: ‘¿Qué tal? ¿Qué haces? ¿Te apetece hacer Salvados?’. Yo le pregunté si me lo decía en serio y le dije que me diera 24 horas porque mi vida ya no es solo mía”, rememorando, indicando que “hablé con mi mujer, con mi familia, con amigos íntimos pero yo sabía que quería hacerlo aunque no tenía tan claro si quería dejar El intermedio”.
Con respecto a su adiós al programa que comanda El Gran Wyoming, Gonzo explica que no ha sido fácil debido a los estrechos lazos que mantiene con gran parte de los integrantes del espacio: “El equipo de El intermedio es mi familia, tengo relaciones muy íntimas ahí dentro que son para toda la vida. Viajé mucho, pasé muchas horas, he vivido muchas cosas… Hemos vivido muchas cosas todos. Se alegraron mogollón por mí pero, al mismo tiempo, queda una sensación de pena”.
El presentador cree que Detrás del muro, el documental con el que mostró la ruta de los migrantes hasta la frontera de Estados Unidos, influyó a la hora de que laSexta y Producciones del Barrio apostaran por él para esta nueva etapa de Salvados: “Cuando se emitió y vi el resultado, pensé que era un punto de inflexión en mi carrera; lo que no me imaginaba es que, pocas semanas después, recibiría la llamada. Es lógico, no le puedes confiar Salvados a alguien sin verlo ahí, en un formato de una hora”.
Salvados trabaja en un programa con los políticos catalanes presos
Cuestionado por qué ha sido lo que más le ha costado de esta nueva etapa profesional, el periodista asegura que “todavía no sé lo que es presentar Salvados, me falta una parte fundamental que es que se emita”. “Por ahora, lo que estoy viendo es que se le dedica mucho tiempo a la parte de antes de grabar y eso me encanta. Cuando voy a una grabación lo hago mucho más protegido y centrado, escucho más que nunca porque tengo más elementos que me permiten estar tranquilos”, señala.
En esta nueva temporada, Salvados volverá a poner en práctica la fórmula que tan bien le ha funcionado en los últimos años, mezclando temas sociales con política. Como no podía ser de otra forma, el formato abordará a lo largo de las próximas entregas las elecciones generales del 10-N, por lo que se ha puesto en contacto con las diferentes formaciones para contar con los testimonios de los principales candidatos.
“Hay quienes dicen que ni siquiera se toman un café con nosotros”, desvela, apuntando a Vox. “Hay un candidato que nos ha dicho que sí, otro que ni de coña y otros dos nos han dicho que ya veremos”, prosigue, remarcando que contar con algún protagonista de este nivel no es algo que se consigue de un día para otro, sino que “es un trabajo constante, al Papa no lo consigues llamando un día al Vaticano, han estado años”. Además, el presentador confiesa que han intentado contactar los políticos independentistas que se encuentran presos por el 1-O: “Evidentemente nos lo hemos planteado, estamos trabajando en esa historia”.
“Cuando tienes a un político delante, tienes que desempatizar”
Pese al éxito profesional que le viene acompañando, Gonzo se sigue acordando de sus años en el pequeño pueblo gallego en el que vivía de niño: “Ese chaval está aquí, sino no hubiera llegado a esto. Estoy muy orgulloso de mi familia porque ellos lo vieron antes que yo. Contar historias viene mucho de ahí, la tradición oral en los pueblos de Galicia es brutal. Está ahí en la empatía, en el respeto máximo hacia todas las personas, en que no me importe currar las horas que sea… Espero que quede la esencia y que haya mejorado y cambiado mucho”. Eso sí, ya ha comenzado a notar su nueva posición: “Desde este verano me mira mucha más gente que antes, escucho más a mis espaldas ‘es Gonzo’…”.
Volviendo al programa, el comunicador explica que es muy importante entender dónde debe estar el foco en cada momento para que el reportaje llegue a buen puerto: “En este tipo de entregas, yo no puedo ser el protagonista, las preguntas tienen que ser las justas para llevar a una persona que sabe lo que quiere contar pero no tiene esa técnica narrativa. Escuchar y, sobre todo, que la persona que habla se sienta escuchada”.
Pero Gonzo es consciente de que esa actitud cambia cuando, en lugar de abordar un tema social, tiene que enfrentarse a algún político: “Cuando tienes a un político delante, lo que hay que hacer es desempatizar completamente; me da igual que nos hayamos tomado un café o que, al acabar la entrevista tenga que darte la mano, yo esta pregunta te la tengo que hacer”.
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