El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, ha vuelto a utilizar una rueda de prensa en sede parlamentaria para continuar con su asedio e intemidación a periodistas que no comulgan con su gestión. Una vez más, Vicente Vallés ha servido para que el líder de Podemos y miembro fundamental del Gobierno haya abierto la puerta al asedio y el insulto a periodistas.
Su estrategia de mantener una confrontación permanente con la prensa ha tenido un nuevo episodio en el que Pablo Iglesias ha insistido en la necesidad de naturalizar las críticas y los insultos a los periodistas en redes sociales. Este ataque a los periodistas ha servido como cortina de humo para que Iglesias lograse sortear las preguntas sobre el caso Dina.
Recordemos que la justicia está estudiando la desaparición y posterior destrucción de la tarjeta SIM de su ex asesora. Una tarjeta que el propio Pablo Iglesias tardó meses en devolver y que se distribuyó a varios medios de comunicación.
Pablo Iglesias y su confrontación permanente con la prensa
Para evitar rendir cuentas y responder a las preguntas de los periodistas sobre este caso, Pablo Iglesias optó por un nuevo ataque a la prensa y al derecho a la información que tiene todo ciudadano: “He leído cosas en las redes sociales que no comparto y que no me gustan. A Vicente Vallés le han dicho de todo: le han dicho que es como Javier Negre con traje y un telediario, le han llamado ‘cloaquín’. Yo no me puedo identificar con eso. No me gusta. Y creo que lo digo siendo alguien que sabe que lo insulten en las redes sociales y que le digan de todo”, ha dicho el vicepresidente.
Unas palabras que han provocado una condena unánime de toda la profesión, tanto a nivel individual, como colectivo. La FAPE, comparte con el vicepresidente del Gobierno el hecho de que los periodistas no están exentos a las críticas. Sin embargo, condena de manera tajante el hecho que un vicepresidente del Gobierno anime al insulto con el objetivo de coaccionar e intimidar a un periodista para impedir que ejerza su profesión. Algo Pablo Iglesias, como vicepresidente del Gobierno, no solo no tendría que alentar, sino que debería condenar para garantizar el derecho a la información.
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