Adrián López el director general del Grupo Editorial Noroeste, de la ciudad de Culiacán (Sinaloa, México), habló sobre las directrices que seguirá este medio de comunicación ante el panorama actual en México de violencia exacerbada hacia los periodistas. Especialmente ante los ataques y amenazas a sus periodistas.
Sobre las razones del aumento descomunal de la violencia contra los trabajadores de la prensa en México este 2022, el director del Grupo Editorial Noroeste explicó: “se trata de un problema crónico, estructural y sistémico en el conjunto de la sociedad. Desde que en 2006 se declaró la guerra al narcotráfico, la situación se ha ido agravando hasta superar los 100.000 asesinatos anuales en los últimos tres años. Lo peor es la impunidad, que se traduce en que asesinar a un periodista sale prácticamente gratis, porque no hay un coste social o político“.
Sobre el sistema de protección del Estado mexicano López señala que no confía en el mismo: “hemos tenido casos como el de un periodista hostigado por la policía de una ciudad al que le asignan un teléfono y un botón de pánico conectados con la jefatura de policía que precisamente le está hostigando. O periodistas a los que se les entrega un teléfono para que le proteja y recibe amenazas a través de ese móvil, que se supone que es secreto. Claro, cuando unas herramientas que te deben dar seguridad terminan dándote miedo, el sistema no funciona y está corrompido“.
El Grupo Editorial Noroeste vs los ataques
Debido a su ubicación y al periodismo crítico que realiza Noroeste, y constantemente los trabajadores de este medio son víctimas de ataques y amenazas.
¿Cómo es trabajar en esa situación y cómo protegéis a vuestros propios trabajadores y colaboradores?
Soy un convencido de que los medios tenemos que velar por la seguridad de los periodistas. Y no los matan en una situación violenta, sino a la salida de su trabajo, en los alrededores de tu casa. Y aunque no puedes ponerle un chaleco antibalas a cada periodista, sí tratar de protegerles. Nosotros, en Noroeste, ejercemos la representación legal en todas las agresiones a nuestro equipo, del tipo y por el motivo que sean. Y lo hacemos como una manera de mandar un mensaje a las autoridades, con lo que hemos logrado, hasta cierto punto, un mayor cobijo institucional.
¿Cuál es el protocolo que seguís en el caso de estas situaciones?
Primero, publicamos sobre el tema, con total rigor y tacto ético. Luego, intentamos reaccionar lo más rápidamente posible cuando hay amenazas, secuestros, acoso en redes sociales… La premisa es ser ágiles y no subestimar ningún caso. Si alguien nos lo cuenta, intentar protegerle. Y luego tratar cada tema de forma específica. Por ejemplo, el año pasado sufrimos el secuestro exprés de un fotógrafo en la ciudad de Mazatlán, en el estado de Sinaloa. Activamos una movilización, utilizamos contactos y recursos para intentar reaccionar lo más rápidamente posible, y logramos la movilización, incluso del gremio, para ejercer una presión que acabó con final feliz. Pero no es una situación común.
Ante el desolador panorama actual sobre la seguridad de los trabajadores de los medios de comunicación, el director de Noroeste es poco optimista. Por ello, le consultamos sobre el futuro de la prensa en México.
¿Cómo crees que será la prensa en tu país en los próximos años?
Siempre digo que es más difícil calcular a cinco años, porque no sabemos qué va a pasar en el futuro inmediato. Pero sí podemos estimar lo que puede pasar en dos décadas. Y si quieres ver el futuro, ve a Finlandia o Noruega. Tengo claro que, en la prensa mexicana y de todo el mundo, el periodismo crítico y riguroso va a ser de pago.
Por otro lado, la menor inversión del Gobierno en los medios nos va a obligar a buscar otras formas de financiación y a no hacerle el juego a los que mandan. Será con suscripciones, trabajando en las redes sociales o en nuevas herramientas. Lo importante es que nos dejen hacer nuestro trabajo y que no nos interfieran ni los criminales ni el Estado.
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