A pesar de que el cambio climático y salud mental son dos conceptos que, a priori, poco tienen en común, en los últimos años se ha reconocido de forma creciente el importante papel de la salud mental para el logro de los objetivos mundiales de desarrollo, según la inclusión de la salud mental en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Sin embargo, aún queda camino por recorrer.
En 2021, la OMS realizó una encuesta en 95 países y solo 9 de ellos habían incluido, hasta la fecha, el apoyo de la salud mental y psicosocial en sus planes nacionales sobre salud y cambio climático. Por tanto, la Organización insta de nuevo y recuerda a todos los países la necesidad de incluir el apoyo a la salud mental en su respuesta a la crisis climática.
Ahora bien, ¿Cómo se realiza esta incorporación? La OMS ha mencionado algunos ejemplos de cómo puede llevarse esto a cabo. Por ejemplo. Filipinas, reconstruyó y mejoró sus servicios de salud mental tras el impacto del tifón Haiyan en 2013. O el caso de la India, un proyecto nacional ha permitido ampliar la reducción del riesgo de desastres, además de preparar a las ciudades para responder a los riesgos climáticos y hacer frente a las necesidades psicosociales y de salud mental.
El impacto en la sociedad
El pasado 3 de junio, la OMS presentó, durante la Conferencia de Estocolmo, un informe con motivo de la conmemoración del 50 aniversario de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio, el cual coincidía con las conclusiones del documento que publicó el pasado febrero el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Y es que, según el IPCC, la rapidez del cambio climático supone una amenaza cada vez mayor para la salud mental y el bienestar psicosocial de la población mundial, al provocar trastornos que van desde el malestar emocional hasta la ansiedad, la depresión, el dolor o las conductas suicidas.
Como bien ha apuntado María Neira, directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, “los efectos del cambio climático están cada vez más presentes en nuestra vida cotidiana, y existe un escaso apoyo especializado en materia de salud mental para las personas y las comunidades que se enfrentan a peligros relacionados con el clima y a un riesgo a largo plazo”.
Así, el impacto del cambio climático en la salud mental no es igual para cada grupo de población. Las personas se ven afectadas de forma distinta, dependiendo de su situación económica, su género o edad. Según destaca la OMS, “es evidente que el cambio climático afecta a muchos de los determinantes sociales que ya están conduciendo a enormes cargas de la salud mental en todo el mundo”.
Por su parte, Dévora Kestel, directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, ha coincidido que el impacto del cambio climático ya ha agravado la situación “de por sí sumamente complicada” de la salud mental y los servicios de salud mental a nivel mundial. “Casi dos millones de personas viven con trastornos mentales, pero, en los países de bajos y medianos ingresos, tres de cada cuatro personas no tiene acceso a los servicios necesarios”, ha destacado.
A lo que la experta ha añadido, la importancia de aumentar el apoyo en materia de salud mental y psicosocial en el marco de las medidas climáticas, pues de este modo, “los países podrán hacer más para ayudar a proteger a las personas que corren mayor riesgo“.
Cinco enfoques
En el nuevo informe de políticas de la OMS se recomiendan cinco enfoques importantes para que los gobiernos aborden los efectos del cambio climático en la salud mental:
- Integrar las consideraciones climáticas en los programas de salud mental
- Integrar el apoyo a la salud mental con la acción climática.
- Basarse en compromisos mundiales.
- Elaborar enfoques basados en la comunidad para reducir las vulnerabilidades.
- Reducir el importante déficit de financiación que existe para el apoyo a la salud mental y psicosocial.
“Los Estados miembro de la OMS han dejado muy claro que, para ellos, la salud mental es una prioridad. Estamos trabajando en estrecha colaboración con los países para proteger la salud física y mental de las personas frente a las amenazas climáticas”, ha concluido Diarmid Campbell-Lendrum, responsable de la lucha contra el cambio climático de la OMS y uno de los principales autores del IPCC.
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