Por el momento, lo que todo el mundo tiene claro es que Fernando Giménez Barriocanal, el hombre que maneja la santabárbara económica de la Conferencia Episcopal (CEE), se va de Ábside Media… para seguir. Esa es la percepción que se vive en el edificio de la calle Alfonso XI de Madrid, sede de los medios de los obipos agrupados en torno a las marcas generalistas COPE y Trece.
La impresión general es clara: Barriocanal sitúa a uno de sus peones, Javier Visiers, eterno ejecutor de las órdenes del profesor, como consejero delegado de Ábside. A Visiers, como señalan por aquellos pagos, no se le conoce más iniciativa que la de su amo Barriocanal. Por tanto, todo el mundo apuesta por el continuismo con la etapa del hombre de la Conferencia Episcopal. Básicamente, porque se considera que Barriocanal va a ser quien mueva los hilos de Visiers. Así están las cosas.
Tampoco se pierde de vista un fichaje que ha pasado más desapercibido: el del aragonés José María Albalad, JASP (Joven Aunque Sobradamente Preparado) en terminología ‘noventera’. Albalad suma la Vicepresidencia de Ábside Media a la Dirección de Sostenimiento de la CEE y se da por hecho que su nombramiento viene amparado por el propio Barriocanal. ¿Otro puntal más en la presunta estrategia de control desde fuera del grupo episcopal?
Por último, la designación de José Luis Restán, uno de los ‘históricos’ de la COPE en su versión de guardián de las esencias -“fray inquisidor”, llegó a bautizarlo hace muchos años el personal más cercano a la rama atea-protestante que se hizo con el control de los principales programas, años ha-, es interpretada como un guiño para mantener la “paz social” existente entre las diferentes familias católicas que pululan por dicha casa (‘kikos’, Opus, etc.).
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