En años de incertidumbre como el actual, en un contexto de contención de costes y optimización de recursos, la búsqueda de la simplicidad es la apuesta más segura. Esta es una de las conclusiones que se extraen del informe “Tendencias de la comunicación corporativa en 2023” que ha elaborado LLYC tomando como base la visión de expertos de cuatro países (España, Brasil, Colombia y México).
Junto a la búsqueda de la simplicidad, de hacer más con menos recursos, las otras claves que marcarán la comunicación corporativa en los próximos meses serán el cómo hacer frente a retos como la polarización política y a oportunidades como la digitalización de las relaciones públicas o la necesidad de que la empresa encuentre su propósito.
El estudio concluye que las empresas deben centrar sus esfuerzos en proyectos de comunicación que generen un verdadero impacto entre sus públicos y que puedan traducirse en acciones sostenibles a largo plazo. La mejor inversión de tiempo y recursos es comprender el momento externo e interno de cada compañía, identificar las brechas que existen y destinar ahí los mayores esfuerzos.
“Años críticos como el que tenemos por delante también nos ofrecen buenas oportunidades para demostrar el valor estratégico de la comunicación para el negocio y, así, conquistar el espacio estratégico que también le corresponde en la toma de decisiones de la empresa”, señala Nieves Álvarez, Directora Senior de Comunicación Corporativa en LLYC Madrid.
Las 4 tendencias
1.-Del “lavado de imagen” al activismo corporativo real y atemporal: Utilizar fechas conmemorativas o especiales para proyectar una opinión o posicionarse sobre algunos de los desafíos a los que se enfrenta la sociedad es algo habitual en las organizaciones. Este activismo, sin embargo, no siempre es coherente con el propósito, los valores y la esencia de la empresa, sino que, muchas veces, solo es fruto de su necesidad de posicionarse y visibilizarse en las conversaciones globales. Y esto puede revelar inconsistencias entre lo que la marca hace internamente y lo que defiende públicamente.
En una encuesta realizada por la Asociación de Directores de Comunicación de Panamá (Dircom Panamá), el 83% de los encuestados afirmó que concebía las empresas como una poderosa plataforma desde la que hablar de importantes desafíos sociales y contribuir a su solución. En la actualidad, además, el consumidor ya no quiere sólo el producto o servicio, sino que buscan el compromiso de las empresas con una serie de valores sociales, medioambientales y políticos con los que se identifican.
2.-El impacto de la polarización política en el desarrollo empresarial: En los últimos años, la extrema polarización política ha dificultado la gestión de las empresas que operan en sectores muy regulados o que tienen gran visibilidad entre los consumidores más politizados. A diferencia del activismo corporativo que se alinea con el propósito de las empresas, el activismo político alimentado por la polarización exige un posicionamiento que no siempre se alinea directamente con las acciones de las empresas. Este posicionamiento corre el riesgo de convertirse en “populista”, de constituirse para desagradar a un lado o al otro, independientemente de los hechos.
3.-Relaciones públicas que son, cada vez más, relaciones digitales: Aunque la pandemia parece lejana, algunos de sus efectos se siguen sintiendo. Es el caso de la drástica reducción de las actividades presenciales en las relaciones públicas. Así, los periodistas son cada vez más reacios a asistir a ruedas de prensa o a reuniones individuales, y prefieren conectarse digitalmente, incluso cuando el tema en cuestión es interesante y de relevancia.
4.–Estrategias de comunicación más simples para un mundo más complejo: Uno de los mayores desafíos que se presentan para la comunicación empresarial en 2023 es cómo lograr un mayor impacto con menos recursos y actividades. Con un 25% de posibilidades de que el PIB mundial crezca menos del 2% en 2023 según el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que se percibirá como una recesión global, y la continuidad en las políticas de recortes, especialmente en el sector tecnológico, las empresas deben centrar sus esfuerzos en proyectos auténticos que generen impacto en sus audiencias y que puedan traducirse en acciones sostenibles a largo plazo.
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