Este Jueves Santo, en horas de la mañana, fue detenido de forma arbitraria el periodista Víctor Ticay, reportero de la televisora nicaragüense Canal 10, presuntamente por grabar una procesión el Miércoles Santo.
El comunicador es corresponsal en el municipio Nandaime, ubicado en el departamento de Granada (Nicaragua) y, según informó el diario online 100% Noticias, se encontraba en su barrio cuando fue aprehendido por un grupo de civiles y, minutos después, fue trasladado en una patrulla a la sede policial del municipio.
Explicaron que Ticay, también director de la página de Facebook informativa La Portada, había transmitido en es a red social una actividad religiosa que la policía quería prohibir, asimismo, indicaron que el vídeo fue borrado posteriormente.
Lo secuestraron a las puertas de su casa
Un vecino que no quiso identificarse, explicó a 100% Noticias que el periodista fue aprehendido a las puertas de su casa: “Él estaba sentado en la acera de la casa y sin decirle nada lo montaron a la patrulla. Lo tienen preso en la estación de Nandaime”, dijo.
Por su parte, los familiares de Ticay, indicaron al medio el día de la detención, que temían el posible traslado del periodista a la prisión de “El Chipote”, ubicada en Managua, sitio de reclusión en el que se conoce que los reclusos son torturados.
Sin embargo, el sábado 08 de abril, la organización Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN), confirmó en un comunicado que Ticay había sido trasladado al Complejo Policial Evaristo Vásquez, de la Dirección de Auxilio Policial (DAJ), conocida como “El Chipote”.
“Hacer periodismo no es un delito”, reclama el gremio
La cuenta de Twitter Alertas Libertad de Prensa Nicaragua, en la que se documentan los casos de violaciones a la Libertad de Expresión y Prensa en Nicaragua, también alertó de esta detención arbitraria y publicó: “Demandamos la liberación inmediata del periodista y respeto a sus derechos fundamentales. Hacer periodismo no es un delito”, reclaman.
Desde el PCIN reclamaron el derecho a informar y la libertad de prensa, asimismo, exigieron al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo “poner fin a la violencia contra los hombres y mujeres periodistas y su política de censura oficial que prevalece en el país”, destacan en el comunicado difundido en su cuenta de Twitter.
Ni libertad de prensa, ni libertad de culto
Para el gobierno de Nicaragua parece que no sólo es delito hacer periodismo, también lo son las manifestaciones religiosas. Durante este Semana Santa también pudo verse en vídeos divulgados en las redes sociales, cómo la policía sandinista perseguía a quienes intentaban hacer procesiones, por lo que pudo ver a quienes intentaban realizar las tradicionales procesiones, correr por las calles de Nicaragua perseguidos por la policía.
El régimen de Ortega ha arremetido contra los medios y periodistas independientes desde su regreso al poder en 2007. Según los datos que maneja la ONG estadounidense Freedom House, hasta septiembre de 2022, en ese país fueron cerrados 54 medios de comunicación y se expulsó del país a más de 140 periodistas.
En febrero de este año, el régimen nicaragüense despojó de su nacionalidad y todos sus bienes a 22 periodistas, entre un total de 127 personas.
El régimen persigue a la iglesia católica y prohíbe las procesiones
El gobierno de Daniel Ortega ha prohibido las precesiones religiosas de Semana Santa, alegando “razones de seguridad”, y ha dicho que las manifestaciones católicas como el Viacrucis de viernes Santo, deben realizarse en el interior de los templos.
La dictadura de Nicaragua ha encarcelado y expulsado del país a sacerdotes, como parte de una batalla que comenzó en abril de 2018, cuando miles de nicaragüenses salieron a las calles en rebelión, a protestar contra las medidas impuestas por la dictadura.
Ante esto, el régimen respondió con una dura represión que dejó más de 300 fallecidos y miles de heridos. Por su parte, la iglesia católica se situó en defensa de los manifestantes, protegió a los perseguidos y clamó por una solución pacífica. En ese entonces, Ortega se refirió a sacerdotes, obispos y cardenales como “mafia”.
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