By Juan Gabriel Corral – Director de la División de Comunicación Corporativa y Asuntos Públicos de Evercom /
A lo largo de los años, la memoria corporativa ha vivido un proceso de cierta comoditización hasta convertirse en una tarea obligada que hay que acometer una vez al año en el calendario y cuya elaboración ha de afrontarse entre una multitud de prioridades y tareas en marcha. Una situación vivida y, por qué no decirlo, sufrida por muchos departamentos de comunicación o relaciones institucionales cada año, en donde el fin último acaba siendo la mera publicación del documento. Es decir, cumplir en tiempo y forma.
En esta línea, cabe preguntarse si verdaderamente muchas organizaciones están sabiendo aprovechar realmente todo el potencial que tiene la memoria corporativa como un auténtico activo reputacional y de proyección del relato más estratégico que queremos trasladar a nuestros públicos, tanto externos como internos.
La publicación de la memoria corporativa supone uno de los mejores momentos donde la compañía se cuenta a sí misma, actualiza ante sus públicos su realidad, sus logros y sus compromisos. Y este es un momento lo suficientemente importante como para hacer una reflexión sobre cómo podemos dotarle de un mayor papel estratégico a este soporte corporativo, enriquecer su rol pensando en los intereses de la organización.
Buen gobierno corporativo, los principales hitos de negocio o corporativos vividos, los avances en sostenibilidad e indicadores de progreso, las iniciativas de la compañía en relación a sus empleados, el compromiso con las comunidades con las que se relaciona, la apuesta por la innovación, la tangibilización del propósito corporativo, etc.
Son todos contenidos fundamentales que pueden ser comunicados y percibidos de una manera persuasiva, innovando en formatos y enfoques, conectando con las nuevas preferencias de los públicos en cuanto al acceso y la forma de consumir los contenidos, al tiempo que demostramos nuestro cumplimiento y compromiso en relación a los crecientes requerimientos normativos y de los grupos de interés en materia de información no financiera. Todo para que nuestro mensaje llegue, destaque y cale. Porque la atención es uno de los activos más escasos hoy en día. Lograr captarla y permanecer en el recuerdo es uno de los grandes desafíos de la comunicación.
La memoria corporativa no es un mero instrumento de rendición de cuentas
No debemos asimilar la memoria corporativa como un mero instrumento de rendición de cuentas, sino una oportunidad de proyectar un relato corporativo estratégico para la reputación. La introducción de conceptos creativos que sirven de paraguas cohesionadores del relato de la memoria, nuevos formatos interactivos mobile first, el testimonio y la participación de nuestros grupos de interés en el relato. Hay espacio para la creatividad y la innovación en formatos y contenidos. El ejemplo de Apple recurriendo al storytelling y el video para comunicar su informe de sostenibilidad es un excelente ejemplo. Y es que a veces menos, es más.
Asimismo, cobra cada vez una mayor importancia la participación de equipos multidisciplinares para su elaboración. Hablamos no solo ya de redactores y maquetadores, sino de la involucración de creativos, expertos en narrativa y storytelling, expertos en reputación y comunicación, diseño web y UX, etc. Porque nada debe fallar a la hora de hacer buen corporate desde nuestra memoria corporativa.
Pero tan importante es la producción de un buen producto como su exploración estratégica para los intereses institucionales y de negocio de la organización. Contar con planes específicos transmedia y multistakeholder para la comunicación y rentabilización de nuestra memoria va cobrando cada vez más importancia. Y es que una memoria corporativa puede tener muchas caras y formas de expresarse en función de nuestros públicos, ya sean externos o internos.
Seguiremos informando…