El mundo -y la Unión Europea- mira en estos momentos también hacia Ecuador. El país, a merced del crimen organizado y sumido prácticamente en un estado de guerra desde el pasado 9 de enero, pide ayuda a la comunidad internacional. El presidente Daniel Noboa, elegido el pasado 15 de octubre sólo para culminar el período constitucional 2021-2025 y con apenas tres meses en el poder, da señales de que no puede solo y ha hecho referencia a la necesidad de contar con personal militar, inteligencia y artillería extranjera para afrontar al terrorismo. Pero la comunidad internacional no lo tiene fácil.
Para arrojar luz a la oscura situación de Ecuador en materia de estabilidad democrática, desde PRNoticias hemos conversado con Antonio Hernández-Rodicio, socio director de Consultoría de Comunicación Estratégica y Asuntos Públicos en Thinking Heads.
“Ecuador llegó a las elecciones en medio de una escalada de violencia sin precedentes, que tuvo su culmen en el asesinato del candidato anticorreísta Fernando Villavicencio, y luego el de sus sicarios en la cárcel. Hablamos de un Estado que va camino a convertirse en un ‘narcoestado’, algo muy complejo de gestionar”, dice el experto.
A su juicio, si bien en estos momentos la situación interna es compleja, la intervención directa de terceros países también es complicada, sobre todo la de la Unión Europea: “No tiene mucho más margen, además de apoyo político podría brindar apoyo técnico, asesoramiento en materia de seguridad y combate judicial del narco, formación e incluso programa de financiación, pero poco más”. ¿Cómo ganó Noboa? ¿En qué ha fallado? ¿Qué papel juega la diplomacia en la búsqueda de soluciones? Hernández-Rodicio analiza el panorama.
¿Qué ganó Ecuador con las elecciones del pasado 15 de octubre?
Lo primero que ganó el país fue haber podido acabar la campaña, que fue un desastre.
Y, además de las elecciones, ¿qué ganó Noboa?
Noboa ganó tiempo, no tanto para hacer cambios estructurales o solucionar los problemas, que son muy complejos, sino para hacer campaña y demostrar que puede ser “votable” en las elecciones de 2025.
¿Cómo, sin tiempo para actuar, puede lograr ser “votable”?
Debe darle a los ecuatorianos la certeza de que él gobierna el país, que el Estado está bajo su control y que no está podrido por el narcotráfico. Su política de comunicación debe colocarlo dentro de un escenario en el que los ciudadanos entiendan que merece la oportunidad y el tiempo para lograrlo.
Pero en tres meses, en vez de mejorar, la situación de Ecuador, empeora. ¿En qué ha fallado Noboa?
Estrictamente no se puede decir que la situación actual de Ecuador sea responsabilidad de Noboa ni consecuencia de algún error político suyo.
Prácticamente no ha tenido tiempo para gestionar soluciones eficaces y adoptar políticas definitivas. Recordemos que es un candidato provisional. Solo va a gobernar el país hasta mayo de 2025. Este año y medio deberá haberlo aprovechado para demostrar que el Estado se impone al crimen organizado, al narcotráfico.
¿El referéndum que ha planteado, ayuda a alcanzar el objetivo?
Si bien la situación del país, camino de un narcoestado, no es responsabilidad suya, bien es cierto que se ha enredado en una medida un poco fatua, populista e ineficaz como es la convocatoria de un referéndum popular con once cuestiones relacionadas con la seguridad, la justicia y empleo. La mayoría de cuestiones que quiere consultar al pueblo es innecesario hacerlo porque pueden tramitarse a través del parlamento, y de hecho algunas de ellas están en trámite parlamentario. Tampoco es momento de trasladar al pueblo la responsabilidad sobre determinadas situaciones. Él ya ha sido elegido para hacerlo.
¿En qué debería concentrar sus esfuerzos?
Tiene que ponerse manos a la obra para impulsar las reformas legales que permitan combatir con éxito al crimen organizado, adecuar la
responsabilidad de las Fuerzas Armadas en el ámbito de la seguridad nacional así como el fomento del empleo. No necesita perder tiempo ni dilatar los márgenes políticos escasos de que dispone en un referéndum para preguntar si el pueblo está de acuerdo en incrementar las penas por los delitos de terrorismo, tráfico de estupefacientes o sicariato. Evidentemente, sí, el pueblo estará de acuerdo. La idea de reabrir el camino al negocio de los casinos y los juegos de azar, que están prohibidos en Ecuador desde 2011, no parece nada afortunado en este contexto. Son sectores que pueden vincularse precisamente al lavado de activos. Un presidente con un problema grave como es la penetración del narco y con solo un año y poco más de legislatura debe centrarse en lo importante. Aspirar a resolver parte del desempleo vinculado a la apertura de una industria del juego es contraproducente en estos momentos.
¿Qué puede hacer la comunidad internacional para ayudar a solucionar el conflicto actual?
Ecuador ya está recibiendo apoyo moral desde todo el mundo. Vive casi en un estado de guerra. Dicho eso, la intervención directa de terceros países es muy complicada. Además de representar un precedente paradigmático y de encaje internacional dudoso desataría un debate relevante en Latam respecto a la injerencia de EEUU en cuestiones internas de otros países y ya llueve sobre mojado. El jefe de la diplomacia estadounidense para América Latina, Brian Nichols, ha anunciado que está estudiando medidas de apoyo. Habrá que esperar a ver qué se concreta. China apoya igualmente sus esfuerzos por mantener la estabilidad del país. Hay que tener en cuenta qué situación parecida a la de Ecuador se da en varios países de Latinoamérica como Honduras, con menos intensidad pero también en Costa Rica y por supuesto México.
¿Y la Unión Europea?
La Unión Europea no tiene mucho más margen, además de apoyo político podría brindar apoyo técnico, asesoramiento en materia de seguridad y combate judicial del narco, formación e incluso programa de financiación, pero poco más.
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