“En Bruselas hay mucha anticipación por las elecciones, que se inscriben además en el llamado año electoral global, con elecciones en 64 países a los que se añaden las europeas. Los resultados van a tener consecuencias geopolíticas y regulatorias tangibles el resto de la década y más allá”. La afirmación la hace el abogado Ángel Álvarez Alberdi en entrevista a PRNoticias. El líder de la oficina de LLYC en Bruselas llegó la primera semana de febrero para reforzar la oferta de European Affairs de la consultora y, desde esta perspectiva, analiza el panorama de cara a las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mes de junio.
Estos comicios, y la formación de la nueva Comisión en 2024, sentarán las bases de la actividad regulatoria futura en áreas clave como las transiciones verde y digital y la promoción de la competitividad. En este escenario, Álvarez Alberdi atenderá las necesidades de los clientes de la consultora en inteligencia e influencia legislativa, impulsando su posicionamiento y participación en la toma de decisiones en la Unión Europea.
Desde su experiencia por más de una década como Secretario General de la asociación europea del sector de las energías renovables EWABA, y asesor principal de Asuntos Gubernamentales del bufete de abogados internacional Mayer Brown, proyecta en esta entrevista asuntos como el posible cambio en la correlación de fuerzas, las regulaciones imprescindibles, las prioridades en política exterior y la relación de Europa con Estados Unidos, en este este convulso 2024 pleno de decisiones políticas.
¿Hacia qué lado cree que se inclinará la correlación de fuerzas?
Es arriesgado hacer predicciones, pero se espera un giro a la derecha con una subida notable de partidos populistas y radicales y una pérdida de votos de las opciones de centro-izquierda, verdes y liberales. El bloque mayoritario centrista formado por los grupos popular, socialista y liberal europeos, que es determinante para la aprobación de legislación en la eurocámara, va a disminuir en escaños e influencia, lo que posiblemente abra la puerta a diversas aritméticas parlamentarias alternativas.
¿Qué sectores están “luchando” para que se les escuche más?
Las transiciones verde y digital están afectando a la totalidad del tejido empresarial, por lo que la necesidad de diálogo con las instituciones europeas es transversal. La Comisión saliente ha sido extraordinariamente ambiciosa con el Pacto Verde Europeo y ello está movilizando a muchos sectores, como energías renovables, los combustible fósiles, los biocombustibles; también industrias con uso intensivo de energía como la química, siderurgia, fertilizantes; el transporte, incluyendo automoción, marítimo y aéreo, etc. La percepción de que la correlación de fuerzas en la próxima legislatura se va a alterar apunta a revisiones legislativas que quizás amortigüen las exigencias de la legislación verde aprobada estos últimos cinco años. Esto es un catalizador clave para la actividad de estos sectores en Bruselas. Por otra parte, la transición digital también motiva una presencia muy importante y muy activa del lobby tecnológico con todo el ecosistema “tech”, grandes tecnológicas, plataformas, start-ups, etc. en Bruselas.
¿Es el sector de la agricultura y la ganadería uno de ellos?
Es evidente que el sector agrícola está muy movilizado estas últimas semanas, de una manera que va más allá de la representación tradicional de intereses, con manifestaciones multitudinarias y muy disruptivas en Bruselas y en numerosos Estados miembros. Creo que estas protestas son el resultado de una situación muy difícil caracterizada por costes muy altos y volatilidad de precios en mercados muy competitivos. Todo ello bajo un marco regulatorio cambiante y muy exhaustivo.
¿Cómo está siendo la respuesta de Europa con respecto a este tema?
El momento ha sido particularmente propicio para el sector agrícola. A cuatro meses de las elecciones europeas nadie en las instituciones quiere o puede asumir un conflicto enquistado que además se pueda presentar como una desconexión total entre elites pro ecología y la gente de a pie que simplemente sufre las consecuencias. Subyace un temor fundado a que la polarización se dispare en año electoral. Por ello la respuesta de la Comisión ha sido inusualmente rápida con el anuncio de retirada de la propuesta de reglamento sobre pesticidas, por cierto, primera pieza del Pacto Verde que se malogra, o la restricción del acceso de importaciones agrícolas de Ucrania.
¿Qué regulaciones serán imprescindibles en la nueva legislatura?
Habrá mucha y muy variada actividad regulatoria en la próxima legislatura. Destaco por su importancia todas las revisiones legislativas previstas en el Pacto Verde como las revisiones de la directiva de renovables, de los estándares de CO2 para vehículos ligeros y pesados (incluyendo la posible revisión de la prohibición del motor de combustión interna en 2035), de los reglamentos sobre descarbonización del transporte aéreo y marítimo, del mecanismo de ajuste en frontera por Carbono, etc. A parte espero una posible propuesta sobre sistemas alimentarios sostenibles, y quizás una revisión del Reglamento REACH. También quiero mencionar la continuación de las negociaciones sobre el paquete legislativo sobre la legislación general farmacéutica y diversas iniciativas en materia de defensa como una estrategia europea de Defensa y su marco de inversiones y la ley europea del espacio, incluyendo una propuesta sobre satélites, que se presentarán de manera inminente y se negociarán durante el próximo ciclo legislativo.
¿Qué le espera a Europa en la próxima legislatura 2024-2029?
A parte de las propuestas y revisiones regulatorias que acabo de comentar, en 2024 tendremos dos informes de los antiguos primeros ministros italianos Mario Draghi y Enrico Letta, sobre la promoción de la competitividad y el progreso del mercado único, respectivamente. Creo que el informe de Draghi en particular va a tener un impacto significativo en la agenda regulatoria de la próxima Comisión, con multitud de nuevas propuestas para promocionar la competitividad y promover la reindustrialización a diferentes niveles. A parte, no puedo evitar mencionar los “black swan events”, o eventos completamente contingentes e inesperados. No en vano la pandemia del Covid y la guerra en Ucrania, que tanto han influido en la política Europea e incluso en el mismo proyecto de integración Europea, evidentemente no estaban en los análisis prospectivos realizados al comienzo de la Comisión Von der Leyen.
¿Cuál considera que será entonces la posición de Europa con respecto a las guerras de Rusia/Ucrania e Israel/Gaza?
Creo que debemos esperar una política de continuidad. Si algo han demostrado los conflictos en Ucrania y Gaza es la necesidad de progresar de una manera rápida, eficaz y profunda en la integración y desarrollo de la política de defensa Europea. Esperamos propuestas clave en este ámbito, tanto en el marco institucional como regulatorio.
¿Y con respecto a temas que también afectan a España como las migraciones y la crisis energética?
Uno de los grandes acuerdos alcanzados durante la Presidencia Española del Consejo de la UE de la segunda mitad del 2023 fue sobre el llamado pacto migratorio, que engloba cinco reglamentos relativos a la política común de migración y asilo. En principio creo que este acuerdo tan reciente asegura una continuidad durante el próximo ciclo legislativo. También espero continuidad con las medidas anti-crisis energética, adoptadas a finales de 2022 y muy efectivas pues los por entonces disparados precios de la energía se han moderado de manera tangible.
¿Habrá cambios en las prioridades de la política exterior europea tras las elecciones?
Ya en su toma de posesión en 2019 la Presidenta Von der Leyen declaró que la suya sería una Comisión geopolítica. Creo que también tenemos que esperar continuidad en este ámbito en el periodo 2024-2029 para afrontar la creciente complejidad de la situación internacional, que se podría complicar aún más este año con una segunda presidencia de Trump. Veremos esfuerzos notables en la reconstrucción del multilateralismo. En este sentido es posible que asistamos a una necesaria aproximación a China buscando una relación constructiva y justa. Por otra parte, más allá de Ucrania, los desarrollos relativos a las negociaciones de ampliación y la política comercial, creo que iniciativas como el Global Gateway están potenciando relaciones bilaterales y desarrollo de acuerdos público-privados con terceros países de un modo muy específico, por ejemplo en el ámbito de las materias primas críticas, en donde, por cierto, el potencial con respecto a latinoamérica es particularmente relevante. Por otra parte,
¿Y con respecto a la relación con Estados Unidos, habrá algún cambio?
Todos tenemos la mirada puesta en las elecciones presidenciales de noviembre. Una nueva presidencia de Trump tendría consecuencias impredecibles y haría aún más evidente la necesidad de acelerar y profundizar el desarrollo de la política de defensa Europea, de cara a la defensa de Ucrania, y de manera acuciante, nuestra propia defensa colectiva.
Seguiremos Informando…