La plantilla de Mediaset ha acogido con cierta indiferencia la designación de Cristina Garmendia como nueva presidenta de Mediaset. Al fin y al cabo, la exministra de José Luis Rodríguez Zapatero era ya una habitual del Consejo y, desde hacía años, se venía intuyendo que podía jugar como comodín. Algo así ha sucedido después de que Borja Prado, más conocido como ‘El hijo del manco’, se pasara de listo con sus movimientos en lo más alto del Consejo de Mediaset España.
Los movimientos del susodicho, y su escasa habilidad a la hora de complotar -aunque él se tenga por un fuera de serie-, le terminaron de poner el sello de “liquidado”. Si a eso se le une que la opción política por la que había apostado fuerte (la del PP) no consiguió llegar a Moncloa, lo suyo era la crónica de una salida anunciada. Al fin y al cabo, Paolo Vasile, viejo caimán, será lo que sea -que lo es- pero en la matriz de Mediaset es respetado. Y escuchado.
De Borja Prado ya nadie se acuerda, salvo sus deudos. Pero lo cierto es que todo su proyecto, un cuento de la lechera político-mediático 2.0., se ha quedado en agua de borrajas. Por decirlo en fino y no hablar de lo que se va por el WC.
Recapitulemos: ¿hay una Mediaset alineada con el proyecto del PP? ¿Los Informativos de Mediaset compiten por el público de centroderecha? ¿Se ha adquirido la Cadena SER? ¿Se ha montado un nuevo multimedia de orientación conservadora? La respuesta está clara: no.
En realidad, ha sucedido todo lo contrario. En Informativos Telecinco manda un señor irrelevante bendecido por el socialismo, primero el canario y ahora el nacional, que no carbura, al que sólo alaba el BOE del sanchismo, ‘El País’ y que son absolutamente irrelevantes; en Cuatro sigue Juan Pedro Valentín, nada sospechoso de crítico con Ferraz; la SER continúa como la vuvuzela mediática del Gobierno… No queda nada de los castillos en el aire de Prado.
Incluso, para ahondar en esta movida, ahora Mediaset está presidida por una exministra de Zapatero, cuyo principal mérito en el grupo televisivo es su discreción -cosa que, a prioiri, no es mala- y su principal marca es la de ser una señora ‘bien’ de Donosti, lo que le ha llevado a ser conocida en los pasillos de esa casa como ‘la bienpeiná’.
Pues eso.
